Miembros del PSM y del GOB celebraron ayer en ses Covetes "la gran victoria" que supone la demolición de la urbanización ilegal pegada a la playa des Trenc de Campos. Una batalla ganada tras 20 años "de una lucha que empezó siendo social y que finalmente ha desembocado en una cuestión judicial". Tanto la formación nacionalista como los ecologistas posaron frente a la máquinas que simbolizan el fin de los 68 apartamentos ilegales y la consecución "de un objetivo que en 1995, cuando se paralizaron las obras, creíamos que sería más cercano", expresaba sobre el ruido de fondo Miquel Àngel March, portavoz del GOB en aquellos momentos.

Biel Barceló, Antoni Alorda o Guillem Vidal por parte del PSM Magdalena Ribes o Margalida Ramis por el bando ecologista fueron algunos de los actores presentes hoy en una historia que arranca en 1992 cuando el ayuntamiento de Campos decide dar licencia (con el beneplácito del Consell) para la construcción de unas viviendas situadas apenas a 20 metros del mar sin tener en cuenta la ley de Costas de 1989 (que estipulaba 100 metros), y respaldado en unas Normas Urbanísticas que grafiaban los terrenos como urbanos pese a que no habían sido oficialmente publicados en el BOIB.

Pese a ello el proyecto sale adelante y la promotora consigue empezar su expansión en los terrenos de Torre Marina. Finicon, el grupo inmobiliario que gestionaba la venta de los apartamentos empieza a anunciar la promoción en la prensa germana, ajenos al revuelo que vendría.

Meses después, antes de que comenzara el verano de 1994, PSM y GOB interponen un recurso contra la licencia pidiendo la paralización cautelar de la construcción. Para conseguirlo incluso, en 1995, varios de sus miembros deben avalar ante el Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJB) con sus patrimonios personales, diez millones de pesetas el PSM y otros diez el GOB.

Son los momentos de la lucha social y protestas en defensa de un territorio valorado como la principal foto mallorquina. Los ecologistas lanzan unos folletos informativos bajo el título: Ses Covetes, demolició ja!, en el que se enumeran las irregularidades legales y el impacto paisajístico y ambiental que la consolidación de las viviendas supondría. La Justicia decreta la suspensión de la urbanización.

La constancia clave

"Queremos dejar constancia del hecho substancial que ha permitido llegar hasta aquí, y que ha sido la labor extraordinaria llevada a cabo por nuestros abogados. Su competencia y su constancia han sido claves", añadía March.

Para el portavoz del PSM-Entesa en el ayuntamiento de Campos, Guillem Vidal, se trata de un ejemplo de lucha desde Campos: "hay jóvenes que toda la vida han visto estos terrenos así. Ha llegado el momento en que esta estampa empiece a cambiar. Una vez iniciadas las obras ahora ya su fecha de finalización entiendo que casi es lo de menos si son unos días o una semana más tarde de lo previsto; lo importante es que legalmente ya no se puede parar hasta que todo esté como antes".

El PSM de Campos está elaborando una moción que está previsto que se presente en el próximo pleno municipal, argumentando los motivos y los culpables locales de que se construyera en ses Covetes y los posibles errores legales imputables a quienes entonces comandaban el Ayuntamiento.

Mientras tanto, ajenos a los recuerdos, los operarios de la empresa Tragsa continuaban ayer con los trabajos de derribo de los aparcamientos, donde estos días está previsto que se instale la planta para triturar y transformar los restos de escombros que puedan convertirse en inertes y por tanto susceptibles de ser enterrados.