Sus padres le inculcaron los conocimientos cuando era pequeño y él los ha desarrollado durante años hasta ser todo un experto en el cultivo de melones de dimensiones estratosféricas. Se llama Tomeu Morlà, vive en Vilafranca, es un excamionero ahora jubilado y ayer volvió a ser uno de los grandes protagonistas de las fiestas de Vilafranca, porque el ejemplar que presentó al concurso fue el más grande de la decimovena edición de la Fira del Meló. Su peso, 20,5 kilos.

Morlà es todo un plusmarquista en esta materia. Con la victoria de ayer, que le reportó un un premio de 150 euros más una placa conmemorativa, ya suma nueve primeros puestos en el concurso. Ayer, su dominio fue avasallador, porque otros melones que había presentado lograron el segundo, el tercero y el quinto puesto. En cuarta posición, quedó Salvador Sansó, con un ejemplar que pesó 19,8 kilos. En total se presentaron una docena de melones, en medio de una gran expectación de los asistentes, a los que la lluvia intermitente no arredró.

Tras conocer su victoria, el ganador del concurso aseguraba que quizá éste sea el último año que presente. "Hay que dejar paso a las nuevas generaciones", manifestó Morlà, quien remarcó que estos melones tan grandes tienen buen sabor. "Lo que pasa es que los tienes que coger cuando están a punto", aclaró el vilafranquer para quien el cultivo de melones, dice, es un hobby.

´Meló de qualitat´

En la categoría de ´Meló de Qualitat´, el primer puesto fue para María Ivone Sastre. En segunda posición, quedó Jaume Sansó y, en tercera, Guillem Mascaró. En este caso, es un jurado el que determina la concesión de los premios, en base a criterios tales como el aspecto externo, el color del interior y el aroma, entre otros factores.