Albert Pinya se ha aliado con el pequeño comercio de Palma. El artista ha diseñado una bolsa reutilizable que las tiendas asociadas a Palma Viva regalarán a sus clientes. En palabras del pintor su diseño «simboliza la victoria y la luminosidad del pequeño comercio ante las dudas y la poca confianza que, cada vez más, generan las grandes superficies».

La posibilidad de realizar este trabajo llegó hasta al artista vía Pimeco, entidad que le propuso esta colaboración. Pinya dice haber acometido con especial ilusión este encargo que es también un pequeño homenaje a su padre, Ignasi Pinya, quien se retiró a los 85 años después de regentar durante medio siglo una tienda de cuero y bisutería llamada Buen gusto, en el paseo del Born. Toda una vida dedicada a su negocio que el poeta Jaume Munar condensó en estas palabras: «Su resistencia era un gesto inconsciente de heroismo». Pinya apunta que toda su infancia y su adolescencia transcurrieron ligados al Born, lugar del que tiene buenos recuerdos. Por eso mismo también lamenta haber sido testigo de los cambios sufridos en el tejido comercial del centro de Palma, donde han proliferado establecimientos «sin personalidad ni carácter ni identidad», argumenta. El pintor defiende que «la auténtica modernidad y libertad pasa por reivindicar el consumo responsable en los pequeños comercios». Fascinado por Ciutat a la vez que preocupado por la «pérdida de personalidad de Palma», el artista ha insistido en la necesidad de preservar su carácter: «Tenemos que defender nuestros oficios, nuestros negocios, nuestra artesanía», al tiempo que ha clamado por «acabar con la cultura del fast food, del todo incluido y las grandes corporaciones. En definitiva, creo que acabar con el mal gusto debería ser una prioridad de nuestra ciudad».

El diseño de Pinya se ha realizado sobre una bolsa confeccionada en tela de saco en forma rectangular y con asas cortas. Coloridos, sonrientes y felices, los personajes de su universo pueblan este complemento en el que destaca el lema «Endavant Petit Comerç!». Con todo, Pinya dice haber entonado con este trabajo «un canto de absoluto respeto hacia nuestra tierra y nuestra cultura. Rememorar la historia de David contra Goliat».