La Empresa Municipal d'Aigua i Clavegueram (Emaya) revisará las redes de recogida de aguas residuales y pluviales de los 44.000 edificios existentes en la ciudad, con el fin de comprobar si cumplen con la normativa que, desde hace años, obliga a que estén separadas.
La iniciativa se incluye en el plan de saneamiento presentado por la empresa a mediados del pasado mes de septiembre, que incluye una inversión de 24,5 millones procedentes de la indemnización por el fallido sistema de recogida neumática en los próximos cuatro años para separar las redes de agua residual y pluvial del polígono de Son Castelló, los barrios del Eixample de la ciudad, en el casco antiguo y en una zona de la avenida Joan March y la calle General Ricardo Ortega.
Paralelamente a estas obras, los técnicos de la sección de aguas de Emaya han insistido en la necesidad de que también se garantice que todos los inmuebles de la ciudad cumplan la normativa que les obliga a tener separados ambos sistemas de recogida de agua. Consideran que, si lo anterior no se garantiza, la eficacia de la inversión realizada disminuiría considerablemente.
Se prevé que la inspección tenga un coste medio de entre 300 y 40o euros por edificio que, en principio, sería asumido por Emaya, lo que puede suponer un gasto para la empresa que oscilaría entre los tres y cuatro millones.
En esta inspección los técnicos de la empresa comprobarán el estado de las redes de recogida de agua pluvial y residual de cada inmueble y, si éstas se mezclan, especificarán a la comunidad de propietarios los trabajos que tendrán que realizar con el fin de que se cumpla la ordenanza municipal, que especifica la obligatoriedad de separar los sistemas de recogida. El coste de las obras para adaptarse a la normativa deberá ser asumido por los propietarios, aunque la empresa municipal pondrá a su disposición un sistema de financiación similar al de la instalación de los contadores individuales, cuyo coste se aplaza varios meses y se incluye en los recibos bimensuales del suministro de agua.
