"No basta con reciclar, hay que reducir", afirmó ayer contundente el presidente de Emaya, Ramon Perpinyà. Se refería sobre todo a los envases de un solo uso que proliferan en supermercados y grandes superficies comerciales, y que provocan que la cantidad de residuos siga aumentando de año en año en Palma. "El crecimiento continuo es inviable, inasumible", por lo que si prosigue, la empresa municipal "necesitará aumentar los recursos y los impuestos para recoger los residuos", advirtió. Por ello, animó a comprar alimentos a granel en envases reutilizables, instalar filtros en el agua del grifo para no adquirir botellas, alargar la vida útil de los muebles y todas aquellas acciones que permitan no generar desperdicios.

Emaya "realizará campañas de concienciación a los hoteleros y grandes productores" para tratar de revertir esta situación, según añadió el responsable durante la presentación del balance de 2019 de la recogida selectiva. Pese a que aumenta el reciclaje en todas las fracciones, también lo hace la cantidad global de residuos desde el año 2015, de ahí la necesidad de actuar de inmediato. En 2019, la empresa recogió en total 247.874 toneladas, de las que recicló casi una cuarta parte (66.095).

Los mayores logros durante el último lustro han sido la recogida selectiva móvil y el puerta a puerta comercial en el casco antiguo, que han llegado al 64,5% de reciclaje; y el crecimiento de la recogida de materia orgánica (un 23%) en el centro histórico y los depósitos habilitados para ello.