Los vecinos del Secar de la Real que asistieron ayer a la emblemática romería de Sant Bernat en el monasterio se encontraron con la versión más agria de esta típica celebración. Los miembros de la comisión de fiestas explicaron que iban vestidos de negro para mostrar su "luto, tristeza e indignación" por las fiestas, que han tenido "más baja participación que nunca", como ratificó la asociación de vecinos del barrio.

Hace un mes, la comisión de fiestas dio a conocer las desavenencias que tuvo con el nuevo párroco, Miquel Darder, quien decidió prescindir de ella por primera vez para organizar la celebración y que no quiso hacer declaraciones a la prensa ayer. En la nueva línea de estas fiestas, el bar del recinto del monasterio, tradicionalmente atendido por residentes del Secar de la Real de forma altruista, fue dirigido por una empresa de catering que prescindió del clásico helado de almendra que tanto echaron de menos los vecinos.

Este año, los residentes tampoco tuvieron oportunidad de decorar el recinto del monasterio ni de cortar los ramos de alfabaguera, preparativos que hasta ahora hacían ellos de forma desinteresada.

A las 19.30 horas se celebró la misa en el monasterio y se bendijo la alfabaguera tras unos cánticos que entonaron cerca de un centenar de asistentes. Una hora después empezaron los bailes populares en el recinto, mientras en el tradicional mercadillo se daba de cenar a los últimos rezagados.

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