Un edificio como el de Gesa ¿tiene algún valor, mucho o ninguno? Un edificio como Can Ribas, ¿merece la pena hoy pero no hace dos días? Si el aprecio de los ciudadanos por su patrimonio se ha de forjar computando las decisiones de las instituciones encargadas de velar por el bien común, apañados vamos. En el remate de la legislatura se están sucediendo los disensos respecto al acervo arquitectónico de Palma, en una especie de baile de la yenka de protección o desprotección cuyo primer resultado es la paralización de los escasos proyectos en marcha.
El Ayuntamiento deberá hacer un esfuerzo de pedagogía para explicarnos por qué Gesa merecía un elevado grado de salvaguarda cuando iba a albergar equipamientos públicos, y uno más bajo cuando el inmueble se convierte en moneda de cambio en la negociación de la fachada marítima. Cuantas más restricciones de uso se le ponen, menos vale, lo que incrementa la compensación de Cort a Endesa por la liberación de la primera línea. Pero con tantas limitaciones, ¿no estará funcionando la protección como una amenaza para su futuro?
