El Institut Mallorquí d'Afers Socials (IMAS) tiene detectados 19 asentamientos chabolistas dentro del término municipal de Palma o en sus límites. La mayoría de sus moradores viven de la chatarra y rehúsan la ayuda social o ir a un centro de acogida porque las condiciones no se ajustan a su estilo de vida, según han constatado los técnicos de servicios sociales.

Teresa Vallespir, directora insular de Inclusión Social, asegura que las cifras y la localización de los asentamientos, facilitadas gracias al trabajo de los voluntarios de las Unidades Móviles de Emergencia Social (UMES) de Cruz Roja, pueden cambiar de una semana a otra, "según lo que consideran conveniente".

De los 19 asentamientos chabolistas identificados por el IMAS, cuatro están formados por personas llegadas del países del Este. Uno de estos agrupamientos está en Establiments-Secar de la Real, otros dos en Son Valentí y otro más en el polígono de Son RossinyolEstabliments-Secar de la Real, otros dos en Son Valentí y otro más en el polígono de Son Rossinyol.

Pese a que desde el IMAS se advierte de lo cambiante de esta situación, alguno de los asentamientos lleva varios años instalado en el mismo lugar, como es el caso de este del Secar de la Real o el que está en la Falca Verda, en el cauce de sa Riera.

Vallespir describe el perfil de quien vive en un asentamiento en Palma: son personas acostumbradas a vivir de forma trashumante, que consiguen dinero vendiendo chatarra y que se protegen entre ellos. "Vivir en grupo les da seguridad y saben que siempre hay alguien que vigila sus cosas", añade la directora insular.

En una reciente visita al asentamiento del Secar de la Real, los moradores en las chabolas les aseguraron que allí tenían "todas las necesidades cubiertas. Están acostumbrados a vivir de esta manera", explica Vallespir. Por ello, no ven necesario acudir a un centro de acogida o utilizar los recursos sociales disponibles. Además, en este lugar son personas de origen rumano y "tienen la intención de volver a su país", añade la directora insular de Inclusión Social.

Los moradores en las chabolas figuran en el censo de personas sin techo del Consell de Mallorca, que arrojó un total de 188 personas en esta situación en Palma y otras 21 en otros municipios en el último recuento oficial. De ese total, 92 declararon vivir en grupo.

En ese último censo de sin techo, que se pretende realizar cada dos años, 51 declararon estar viviendo en la calle o en una plaza; 48 personas afirmaron vivir en barracas o campamentos; otras 12 lo hacían bajo puentes, en túneles o estaciones; 17, en la playa, centros comerciales o vehículos y 10 más determinaron dónde residían. A estas cifras hay que añadir las 16 personas que vivían en un parque y las 34 que okupaban una casa o edificio abandonado.

La otra cara de la moneda de la existencia de estos asentamientos chabolistas la sufren los vecinos de los solares y aquí, comenta Vallespir, ya no interviene el IMAS. "Es competencia municipal. La Administración actúa si hay denuncias y depende de si se trata de terrenos privados o públicos", indica Teresa Vallespir.

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