Palma es una ciudad pintarrajeada. Basta echar un vistazo alrededor en cualquier calle. Grafitis y pintadas forman parte del paisaje allá adonde uno dirija la vista. Aparte de las consideradas obras de arte, autorizadas e incluso encargadas a propósito, cualquier espacio libre, ya sea una fachada, un muro, una señal viaria o la persiana de un comercio... es objetivo del vandalismo.

"Las pintadas son una de las agresiones más graves que hay en estos momentos en Palma, en la imagen del centro histórico y de toda la ciudad. No se había dado nunca una proliferación de pintadas como la que está pasando ahora", denuncia Àngels Fermoselle, vicepresidenta de la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics (ARCA).

Para hacernos una idea del problema, bastaría tener en cuenta que los dos equipos de Emaya que se encargan de borrar las pintadas han quitado unas 1.200 en medio año. Son solo una pequeña parte de las que hay y, además, su limpieza no sale gratis. La empresa municipal lleva gastados más de 27.000 euros en esta tarea. Y habría que sumar lo que se gasta el área de Infraestructuras del Ayuntamiento o los particulares.

"Las señales de alarma del Ayuntamiento deberían estar encendidas en rojo, pero esto no pasa. Tenemos la sensación de que hay una dejadez absoluta, no únicamente en recuperar la imagen correcta, sino en su persecución y en evitarlo, en la vigilancia", denuncia Fermoselle.

Vecinos perjudicados

En el casco antiguo de Palma, multitud de edificios están 'marcados' y en abundancia. Y la responsabilidad de limpiarlos es de sus propietarios, ya que Emaya solo se hace cargo de borrar las pintadas en edificios y bienes públicos. En las propiedades privadas, la empresa municipal elimina solo aquellos mensajes que son considerados ofensivos o de odio. Y ese es el problema con el que se encuentran los vecinos que sufren este vandalismo y con lo que no está de acuerdo ARCA, que considera que Cort debería asumir parte de esta responsabilidad.

Fermoselle recuerda que hace seis meses que consiguieron que el pleno del Ayuntamiento aceptara una moción para vigilar y perseguir estas agresiones y critica que desde entonces no ha cambiado nada.

El valioso patrimonio arquitectónico de Palma tampoco se libra de los grafiteros. En la muralla, una pintada lleva más de dos meses plasmada sobre el antiguo marés. En este caso, como en todos los que tienen que ver con elementos protegidos, es Patrimonio del Consell de Mallorca el que debe autorizar su limpieza, y entonces es Emaya la que actúa.

"Simplemente incivismo", califica Joan Forteza, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma, la invasión de pintadas. Algo que en su opinión se podría evitar con mayor presencia policial, como "efecto disuasorio". Para ello cree fundamental que haya una presencia física permanente del policía de barrio. "No como ahora, que en realidad tenemos una policía itinerante", añade.

Paralelamente, "combatiría el incivismo -apunta Forteza- con un proyecto de educación cívica en las escuelas".

No todo es vandalismo. Comerciantes, empresarios y Ayuntamiento fomentan los grafitis y murales, como los de Grip Face o Joan Aguiló en aparcamientos, o los de Melicotó en Los Geranis. También existe una ruta de arte urbano, promocionada por Palma Jove, en la que se han reunido más de 200 obras, entre las que hay de Soma, Fátima de Juan, Zon... Este mapa se debe actualizar, ya que algunas han sido destruidas y han aparecido otras nuevas.