Los capataces contratados por el Ayuntamiento de Palma para controlar los trabajos que tenían que realizar los empleados de la concesionaria en las instalaciones deportivas se negaron a firmar los albaranes que les presentaban para poder cobrar. Lo hacían porque estos documentos se presentaban sin especificar los precios de los productos que se servían en las instalaciones deportivas. Cort llegó a pagar productos por más del doble del precio real, según señala el juez.

Los investigadores tienen muy claro que si la empresa concesionaria ha podido cometer todas estas irregularidades ha sido gracias a la ayuda del jefe del área de mantenimiento. El actual gerente del IME ha denunciado que ha sufrido presiones para que no denunciara estas irregularidades y que le advirtieron que intentarían maniobrar para implicarle en algún delito, para obligarle a que abandonara el cargo. En concreto, implicó en estas presiones a un responsable de los servicios jurídicos y al hijo de uno de los policías locales que está implicado en la trama corrupta, que trabajaba en el departamento que dirigía el jefe de mantenimiento. Sobre este alto cargo de Cort el juez destaca el poder absoluto que llegó a tener sobre el tema de suministros, facturas, pagos y sobre los asuntos financieros en general del instituto deportivo. Alberto Serna, que a la vez es amigo de Roig y del concejal Gijón, fue quien ordenó que debían ser los capataces y no los directores de los polideportivos los que debían verificar si los servicios que debía prestar la concesionaria en realidad se hacían, así como comprobar el material suministrado y posteriormente facturado, se correspondía o no con la realidad. El magistrado destaca que la gestión de este alto cargo de Cort estuvo en todo momento "presidida por un marcado afán oscurantista". A pesar de que llegó a recibir más de cien correos electrónicos de los directores de las instalaciones deportivas de Palma, pidiéndole información sobre el trabajo que debía prestar la empresa Roig, nunca contestaba a estos requerimientos.

Uno de los detalles que el juez destaca para implicar a Serna en la trama corrupta es que estuvo de baja laboral durante seis meses aquejado de estrés. Sin embargo, se reincorporó al trabajo justo en el momento en que se tenía que abrir el sobre del concurso para la renovación del contrato de mantenimiento. El juez tiene claro que influyó para que se renovara la contratación de Roig.