Al arquitecto Gaspar Bennàzar le habría gustado que el tercer piso, primera puerta, número 4 de la plaza de España se haya convertido "en la tienda de las cosas bonitas" durante cuatro días. El edificio de viviendas del bar Cristal es propiedad de la familia Isern. Dos integrantes de este clan, las hermanas Gilet Isern, Neus y Ketty son las responsables de que el inmueble que el arquitecto levantó en 1916 mude de piel y por unos días se convierta en un bazar muy especial.
Artesanías, joyas, bisutería, ropa, complementos, objetos de decoración integran el que ellas llaman Universo Nucli. "Es el nombre de la agencia de comunicación que tenemos, y un día empezamos a hacer comunicación de otra manera. Se nos ocurrió montar un Pop Up Store", cuenta Neus. El concepto de tienda efímera ya lleva años que recala, y con éxito en Palma.
Durante tres años, y uno por estación, el Universo Nucli se ha transformado en un mercadillo donde conviven artesanos, diseñadores. En esta edición de invierno se han sumado las creaciones de Verdmarí, de Lluïsa Verd, que ha presentado joyas y bolsos. También son novedosas las joyas de Mamaplata que vienen de Formentera, y las que forja Sun Vives desde su caravana rosa en un show-room móvil. Tiene taller en Santa Catalina.
"Creo que el secreto del éxito es que los participantes se enamoran uno de los otros. Reman en la misma dirección, valoran la calidad, el detalle", pondera Neus.
El piso del siglo XX, que mantiene buena parte de sus elementos originales, suelos, techos, elementos decorativos, tiradores de puertas, las maderas, se flexibiliza y se vuelve hospitalario para que cada estancia acoja lo mejor de estos artesanos.
Entre los veteranos, las hermanas Gilet Isern destacan "marcas que te enamoran" como Red Medusa, los bolsos y cuellos de Icamón, las tazas personalizadas con dibujos a mano alzada de MercheZa y las pulseras de Makanudas. También están las prendas de Suite 13.
El mundo libresco no falta. Souvenir Edicions, bajo el lema Con la cultura sí se juega, que crearon Lluïsa Calafat y Margalida Castells,ponen letra a este bazar de sorpresas.
Tras el derribo de las murallas, la mejor arquitectura del XX se generó en la linde entre el centro histórico y el Ensanche. Es el caso del edificio del bar Cristal, donde en el número 4, en su tercer piso, en la primera puerta, cada estación se convierte en un sueño posible. Gracias también a Cristina Isern, una maquilladora con historia, que convive fugazmente con los distintos universos Nucli.
Por allí se ha hecho teatro doméstico, un clandestino de los años 20, algún evento benéfico, fiestas... "Lo que se pretende es que los que entran, desconecten de su día a día", aclara Neus Gilet.