Apenas reparamos en ellas, pero las calles y plazas de Ciutat albergan más de medio centenar de inscripciones escritas en latín que, "en pocos caracteres, tratan de explicar un acontecimiento, lugar o proverbio". El profesor de Lenguas Clásicas del instituto Joan Alcover, Pep Campillo, las ha estudiado y ha llegado a la conclusión de que estos textos "son como twitters de Historia". Así lo cuenta a sus 40 alumnos del Bachiller de Humanidades y lo hará hoy en el recorrido por las inscripciones latinas organizado por el Colegio de Aparejadores con motivo de las fiestas.

El profesor busca "relacionar la herencia clásica con la actualidad y las nuevas tecnologías, con un lenguaje moderno para que los estudiantes conecten mejor, lo entiendan y les enganche", tal como destaca. Campillo afirma que el estudio de la cultura clásica le ha proporcionado "las claves para entender mejor la historia y cultura de Europa". Y considera que "estos conocimientos ayudan a los estudiantes a formar una personalidad crítica frente al mundo actual y frente a aquellas personas que sólo tienen como referente cultural el cotilleo de la televisión y la política inmediata", según sus palabras.

Entender, por ejemplo, lo que indica la epigrafía de la base de la escultura de Ramon Llull, en el paseo Sagrera, serviría para que no ocurriese lo que hace años ya advirtió el escritor Aldous Huxley y ayer citó el profesor de Latín y Griego: "Quizá la única lección que nos enseña la historia es que los seres humanos no aprendemos nada de las lecciones de historia".

También recordó una frase del reconocido urbanista palmesano Gabriel Alomar en la que señala que no hay "nada más sugestivo para el visitante de una ciudad antigua que las inscripciones labradas en sus viejas piedras, a través de las cuales puede leerse su historia", un texto extraído de un libro del arquitecto sobre este tipo de epigrafías en las calles de Ciutat. Continúa diciendo que "en ellas se refleja el esplendor comercial de la Edad Media y la influencia del humanismo italianizante de fines del siglo XV y del renacimiento clásico del XVI, cuando los caballeros llevaban los nombres de Príamo, Teseo, Horacio y Marco Antonio y las leyes del reino eran dictadas en nombre del Senado y el Pueblo de Palma (S.P.Q.P.)"

En la fachada de Can Cotoner, entre otras, se encuentran estas siglas latinas y en la del Colegio de Notarios se puede leer Nihil prius fide ("nada hay más importante que la fidelidad"). En la iglesia de los Caputxins hay una placa que recuerda la creación del templo, que "se trasladó desde las afueras a este lugar, donde antes había un prostíbulo" (ex suburbiis ad hunc quondam prostibuli locum), así como otros muchos ejemplos en latín sobre la historia de Palma, ya que "fue la lengua culta hasta el siglo XVIII", según recuerda el profesor del Joan Alcover.

En el recorrido previsto hoy no se podrán visitar las más de 50 inscripciones existentes, aunque sí una decena, entre ellas la del convento de Santa Magdalena, en el que el jueves estuvo Campillo con sus 15 alumnos de Latín de 2º de Bachillerato. Junto a la lápida dedicada a la Beata, sor Catalina Tomàs, les explicó varios de los términos que aparecen y cómo han derivado etimológicamente. Por ejemplo, llamó la atención la palabra addictissima, es decir, el superlativo de addictus. "En latín significa ´plenamente dedicado a´. En este caso, hace referencia a que la Beata estaba totalmente consagrada a Dios. Actualmente, un adicto es alguien que está ´enganchado´ a algo".

La ruta por las inscripciones latinas ha provocado tal interés que las plazas se agotaron hace cuatro días, por lo que el Colegio de Aparejadores organizará otro recorrido en marzo. Además, el experto se está planteando crear "una guía con todos los textos, sus traducciones y ubicaciones para que quien lo desee pueda visitar las inscripciones por su cuenta". A sus estudiantes les explica la herencia clásica relacionada con los tiempos actuales, por lo que puede que la guía acabe siendo una aplicación descargable para smartphones.