­Gio corretea entre los adultos congregados ayer en la calle Can Vallori sin saber que asiste a un momento que se podría calificar de histórico. El tataranieto de Emili Darder se divierte junto a un edificio lindante a Can Martí Feliu donde antiguamente había un horno de pan y hoy luce una placa de mármol en la que se lee: ´En esta casa nació Emili Darder Cànaves (1893-1937). Médico y último alcalde republicano de Palma´. Ayer fue descubierta por cuatro nietos del alcalde fusilado durante la Guerra Civil: Albert, Emili, Ferran y Mari Carmen Cano Darder. Sólo faltaba Josep Maria, que también es médico y estaba de guardia.

"Nació en un horno, porque su abuelo era panadero, y allí vivió hasta que se casó", cuenta Mari Carmen. "Era el horno de Can Ensenyat, porque el abuelo de Emili, Bartomeu, se casó con la hija del panadero. Su padre, que se llamaba Tomás, pudo estudiar medicina y Emili siguió sus pasos", como relata sobre sus orígenes el cronista de la ciudad, Bartomeu Bestard.

La placa conmemorativa que el Ayuntamiento colocó ayer, por iniciativa del grupo municipal Més, no da tantos detalles, pero "es un reconocimiento histórico, como también se hace con otras personalidades de Palma", según afirmó el concejal de Cultura, Fernando Gilet. Han hecho falta décadas para que la casa natal del hijo ilustre de la ciudad obtenga este reconocimiento, gracias al impulso de la Fundació Emili Darder y el grupo de la oposición Més. Su propuesta plenaria fue aprobada por unanimidad hace más de un año, un día antes de que se cumpliesen 75 años de su fusilamiento, el 24 de febrero de 1937. Aunque llegue tarde, para la familia "es una satisfacción que se haga este homenaje", en palabras de Mari Carmen.

La casa del Temple

El nieto Ferran espera que en breve ocurra lo mismo o más con el edificio donde vivió al casarse y hasta su fusilamiento, situado en el Temple y ocupado ahora por la Delegación de Defensa. "Más que poner una placa, yo quitaría la simbología militar, ya que es denigrante para Emili, quien defendió que no hubiese armas porque de este modo se evitaría la violencia y la guerra", destaca Ferran Cano.

En la manzana de la esquina de la plaza Porta des Camp con la calle Mateu Enric Lladó vivían él y sus hermanos, y compartían el jardín interior, recuerda Albert, otro de los nietos. Las historias se suceden tras el homenaje, como por ejemplo que un letrero de ´Análisis Clínicos´ colgaba de la fachada o la defensa a ultranza del exalcalde de la sanidad, la educación y la cultura. "Abrió más escuelas que durante todos los años de monarquía", señala Ferran. En la placa se dice que es el ´último alcalde republicano´ y se añade la fecha 2013, porque "eso está por ver", comentan.