Miguel Conde Moragues alcanzará los 30 inaugurando su segundo hotel de lujo en el casco antiguo de Palma. Si año y medio atrás recuperó el edificio de Can Cera, del siglo XVIII, y lo rehabilitó como hotel de cinco estrellas, ahora avanza metros hacia el mar. Del casco histórico intramuros de la calle Sant Francesc a la plaza Llorenç Villalonga en sa Calatrava. En el primero, estuvo acompañado de su madre, la decoradora Cecilia Conde Moragues. En el Calatrava Boutique Hotel lo hace de la mano de su mujer, la arquitecta Cristina Martí. "Sois más completas que los hombres", opina.

Le han llegado ya los laureles. El portal Trip Advisor distinguió recientemente al hotel Can Cera con tres premios: segundo mejor hotel de lujo de España; cuarto hotel con mejor servicio y quinto como hotel con encanto. Hijo de catalana-mallorquina, Miguel Conde tiene claro que "Palma tiene que vender excelencia y no souvenirs de baratijas en el centro histórico". Éste le gusta tanto, que ha adquirido el edificio de Can Fábregas, puesto a la venta por el Govern en pública subasta por más de un millón de euros. Lo convertirá en su casa cuando lo saque de la ruina actual.

„Su madre ha sido considerada una de las mejores decoradoras de España. ¿De casta le viene al galgo?

„Desde pequeño, he vivido este ambiente en casa. Nunca me interesó la decoración pero sí la piedra. Cuando tenía 8 años me resultaba muy divertido ver todos aquellos planos. Con los años, acabé montando una empresa de rehablitación de casas en el Ampurdán y en Barcelona. Las compraba, las rehabilitaba y las vendía.

„Estudió dirección y administración de empresas, ¿por qué no arquitectura?

„Soy un arquitecto frustrado (risas). ¡He tenido suerte de casarme con una arquitecta! Tengo muy claros los números.

„¿Más que los planos?

„No, tengo claros los dos. Los planos de Can Cera los hice yo. Para mí lo interesante es la rehabilitación, recuperar el origen, no cargarse la esencia pero si adaptarse a la contemporaneidad.

„¿Lejos del purismo?

„Yo no quiero dejar mi huella. El patrimonio artístico aún siendo privado es de todos. Quise que Can Cera pudiese ser disfrutado por los mallorquines, que puedan estar en este patio que les habla de su origen, de su historia. Si hemos tenido suerte de conservarlo, quién soy yo para mancharlo. No, yo soy uno más en el camino. En un siglo ésto se volverá a restaurar, no hay que tener duda, pero eso no quita para que la actual reforma no se adapte a los tiempos que vivimos. No llego al punto de locura del purismo. Lo que yo ponga, tú lo puedes quitar.

„¿Por qué dejó Cataluña y se instaló en Palma?

„Mi abuela era de aquí. Siempre he venido en verano, y siempre me he sentido como en casa. He encontrado la excusa para vivir y trabajar en la isla. Surgió la oportunidad. Me daba pena arreglar una casa -siempre las he sentido como mis hijos- y luego la abandonaba. Me costaba desprenderme. Rehabilitar tu hotel es un modelo de negocio que me permite seguir en él.

„¿La oportunidad fue este casal del siglo XVIII por el que no paran de caerle los premios?

„Ha sido un proyecto largo, laborioso, y no exento de complicaciones. Nunca entendí, me parecía extraño, que teniendo Palma el casco antiguo que tiene, hubiera tan pocos hoteles de cinco estrellas.

„Tras la apertura de su hotel en la calle Sant Francesc parece que el ejemplo ha cundido porque se abrirán otros dos establecimientos.

„No me siento un innovador. Solo detecté esa carencia y se están poniendo de moda los hoteles boutique. Nada más. Sí creo que he tenido visibilidad porque he sido muy bien tratado. Creo que han valorado que una madre y su hijo hayan apostado por Palma en un momento de crisis.

„La leyenda adjudica a los mallorquines una extraña relación con los catalanes, a los que ven como ´conquistadores´. ¿Cómo le tratan a usted?

„La sociedad mallorquina es apasionante y está llena de contradicciones. Quiero que se me siga viendo como un foraster. Creo que el mallorquín hace un esfuerzo por integrar al que decide hacer algo por esta isla. Ha tratado bien al turista pero no lo ha integrado; ahora detecto un cambio. En cuanto a su relación con los catalanes o los de Madrid, yo entiendo a los mallorquines, porque a ver porqué tenemos que explicarles cómo es Mallorca. Yo me siento mediterráneo y español. Aquí me siento como en mi casa.

„¿Y los catalanes cómo nos ven a los de ´ses illes´?

„Con mucho cariño y a la vez están desconcertados con la falta de compromiso hacia una cierta forma de ser catalán. Compartimos una lengua pero el mallorquín no está demasiado dispuesto a muchas aventuras. Yo me quejo de la prepotencia catalana. Para mí ver cómo el de Palma ha rehabilitado su casco antiguo es un ejemplo.

„¿Incluidos los comercios de souvenirs?

„No, no es tolerable que en una ciudad de cinco estrellas se instalen comercios de baratijas. Se deberían favorecer los establecimientos de alta calidad, por ejemplo, el de cesterías isleñas.

„En Palma no paran de cerrar comercios tradicionales, de los que usted habla. ¿Cree que las medidas políticas y económicas de este gobierno incentivan iniciativas de convertir esta ciudad en lo que usted llamada "destino de excelencia"?

„Yo creo que sí. No puedo quejarme porque me han apoyado en todo momento. Que Balears sea la comunidad autónoma con más premios de toda España del importante portal Trip Advisor demuestra el esfuerzo por hacer las cosas bien.

„En abril inaugura su segundo hotel de 5 estrellas, ¿no hay crisis para los productos de lujo?

„ Vivimos un momento difícil y a la vez de grandes oportunidades. Te obliga a prepararte mejor. Lo que es cierto es que nos debería caer la cara de vergüenza por no poner remedio a tanta gente en la calle como la que hay. ¿Qué hago yo? Me aprieto los machos y tiro para adelante. Sé que solo aporto un grano de arena.

„¿Saldremos? ¿A qué precio?

„Por desgracia, España se va a convertir en un país de dos velocidades. Madrid y Barcelona porque tienen tejido industrial y de servicios, y Mallorca e Eivissa por el turismo, saldrán antes. Creo que vamos a tardar años en darle la vuelta.

„¿Por qué abre un hotel en sa Calatrava, qué lo diferenciará de Can Cera?

„Can Cera es un edificio histórico del siglo XVIII, intramuros, con un patio abierto a todos, y el de sa Calatrava está en un edificio del siglo XIX, luminoso y abierto al mar.

„¿Qué perfil de clientes tiene y cuáles espera?

„Ambos son de nivel adquisitivo alto. Si en Can Cera abundan los centroeuropeos y norteamericanos, a Calatrava irán nórdicos.