Las luces de Navidad que anoche encendió en Cort la campeona de taekwondo Brigitte Yagüe no iluminan igual todos los barrios de Palma, ni tampoco a todos los ciudadanos, aunque el brillo olímpico de la medalla que con tanto esfuerzo logró en los Juegos de Londres fuera lo más destacado del acto con el que el Ayuntamiento inauguró la programación de fiestas.

Para recordar la desigualdad, los funcionarios se vistieron de Papa Noeles funestos y cambiaron los habituales atuendos rojos del nórdico invasor por otros negros como el carbón. No en señal de duelo por el trágico fallecimiento del primo hermano de los mágicos renos que cazó el conseller de Turismo, Carlos Delgado, sino porque ésta será una Navidad sin paga extra que ilumine sus nóminas. Y ese apagón es motivo más que suficiente para recordarlo públicamente a las autoridades con disfraces para la ocasión y dos sonoras pitadas.

El alcalde Isern adelantó la fecha del encendido del viernes al jueves para favorecer una de sus estrategias favoritas, la colaboración público-privada como medio para la reactivación económica. Es decir, Cort no gasta un euro que no tiene, pero a la vez pone todos sus medios para que los comercios del centro y las galerías de arte puedan abrir sus puertas durante tres días hasta la medianoche, con abundante animación, adornos en calles y plazas, y las principales vías cortadas al tráfico. Esa novedad de este año, que reclama más focos que luces, se prolongará hasta el sábado y ha sido bautizada como la Nit del Born. Y pese al frío consiguió sobradamente su objetivo de animar y embellecer el centro de Palma, de llenarlo de ciudadanos, de mantener la actividad de unas calles que también son escaparate y habitualmente se apagan pronto. Pero todavía hay demasiadas calles de Palma donde no se enciende ni una triste bombilla aunque sea Navidad.