Sin aliento pero con una sonrisa de oreja a oreja, Rodrigo Virgillo y Mira Künnecke andaban de la cocina al obrador y de éste a la terraza, ayudados por Edy Dias da Silva. Estaban de fiesta. Los reposteros quisieron celebrar ayer el primer aniversario de Miss Fleur dando a los demás. Por eso, no bastó con regalar un dulce sino que el aniversario sirvió para otorgar sus beneficios a Càritas Mallorca. Todo aquel que se acercara por la pastelería con ropa vieja o aportase un euro era invitado a un chocolate caliente con una ración de tarta.

El reloj sigue marcando la misma hora que cuando hace un año lo pusieron en marcha en el parque de ses Fonts, sólo que al compás de las agujas se ha ido tejiendo la vida. En apenas un mes nacerá su primera hija, Sophie. "Hemos trabajado peldaño a peldaño, y así ha ido creciendo Miss Fleur. Estamos muy contentos porque los clientes son agradables y desde el principio nos han apoyado", agradece esta pastelera de Hamburgo, que es un as en la cocina de hoteles de cinco estrellas como el Arabella, el lugar donde conoció a su marido, el bonaerense de Gregorio de la Ferrer. "Aún recuerdo cómo nos ayudaron mis padres a hacer las sillas y las mesas del local, y también los padres de Mira. ¡Nos la teníamos que apañar como fuera!", comenta Rodrigo. Así es que hubo más de un brindis en silencio por Luis, Elsa, Fernando, Jessica, Helmut y Sabine.

Profesores de música del cercano Conservatorio, profesores del Llompart o del Medina Mayurca, funcionarios de Hacienda, todos vecinos de Miss Fleur, son clientes habituales de este horno y pastelería, aunque como apunta Mira "vienen también desde pueblos".

Muy atildada, Miss Fleur se puso su traje de gala, de él le prendieron globos y guirnaldas con el moradopor ser color de la casa. Incluso le pusieron mesa en la que no faltaron los cake balls. "En Estados Unidos están haciendo furor y poco a poco se están imponiendo aquí. No son más que piruletas de pastel", señala Mira. O chupa chups.

Ambas, mesas dulces y las piruletas de pastel son las novedades de Miss Fleur. Las primeras son una sugerencia de Luis Di Cosco, un odontólogo curiosamente pirrado por Miss Fleur desde sus primeros balbuceos que ya se ha hecho amigo de los dueños. "Nos trajo música para el local y me ha ayudado a llevar tartas a Banyalbufar y otros sitios. A él le gusta mucho la decoración y yo aportaré la materia prima. Así montaremos ´caterings de mesas dulces´. No inventamos nada pero hay que espabilarse", sostiene Rodrigo.

Él fue pionero en montar la asociación de comerciantes de la zona, y aun con sus altibajos –"falta compañerismo", lamenta–, sigue adelante. Ellos se pusieron ayer la flor en la solapa. Con chocolate.