Los monumentos de Palma no sólo son de piedra, sino también de carne. Y de pescado, fruta o verdura. Son sabores, colores, olores y sensaciones que están en los mercados municipales y que permiten disfrutar de un manjar más apreciado a veces que un monumento. A partir de ahora el visitante urbano puede conocer esa otra ciudad y pulsar las costumbres diarias que no aparecen en las guías turísticas. A los mercados municipales se llega fácilmente en bicicleta tras la implantación de los famosos carriles, por lo que Mateu Cerdà y Joan Prats pensaron que sería buena idea mostrarlos a quienes todavía no saben que existen: los turistas de ciudad. "Están acostumbrados a moverse por sus países en bicicleta, por lo que muchos tienen la necesidad de usar este medio de transporte cuando llegan aquí", explica Mateu Cerdà.

Por eso acaban de abrir la asociación Palmacycling, en la calle Sant Esperit número 7, entre Sant Miquel y Sindicat. Y como ya existe la posibilidad de recorrer el casco antiguo en bici con explicaciones de un guía, optaron por realizar una ruta por los tradicionales centros neurálgicos de los manjares: los mercados. El Olivar, Pere Garau, Santa Catalina y Camp Redó son los cuatro elegidos. Los días que ofrecen este servicio son los martes, jueves y sábados, debido a que es cuando los vendedores ambulantes colocan sus puestos en la plaza del mercado de Pere Garau, el más auténtico y multicultural de los existentes. El trayecto cuesta 20 euros y dura entre tres y cuatro horas, ya que se paran unos 15 o 20 minutos en cada uno de los mercados. Siempre puede caer alguna compra, por lo que las bicicletas llevan una cesta.

El Krekovic

Como Palmacycling está en el centro, el recorrido se inicia en el Olivar. Después de aparcar las bicis y pasear un rato por los apetitosos puestos, parten rumbo a la plaza de España, el Parc de ses Estacions y el carril-bici que lleva directamente a Pere Garau. Allí, más de lo mismo, aunque con un ambiente diferente. La siguiente visita no es un mercado, sino el museo Krekovic, detrás del parque del polígono de Llevant. "Este museo casi no es conocido, porque está fuera de la ruta turística, pero nos pareció interesante", afirma. Pedalean a continuación hacia la primera línea para coger el carril-bici de la playa de Can Pere Antoni y el paseo Sagrera. Ahora toca el mercado de Santa Catalina, donde los que ya estén agotados pueden tomarse un refresco en alguno de los múltiples bares del barrio con terracita.

Aunque sea de lejos, los cicloturistas también ven la Catedral, la Almudaina, la Llotja y el Baluard de Sant Pere. Sólo les queda un mercado, situado en el Eixample palmesano, por lo que cruzan el paseo del Born, la calle Unió y la Rambla para dirigirse al eje cívico de Blanquerna y llegar hasta el barrio y el mercado de Camp Redó. Sin embargo, después de tanto puesto de fruta y verdura, los turistas se deben de quedar más impresionados por s´Escorxador, un edificio modernista obra de Gaspar Bennàssar que muy pocos foráneos conocen.

Los colegios

Todo comenzó a rodar gracias al carril-bici, aunque "si Cort no lo hubiera implantado, a largo plazo también hubiese surgido este tipo de empresas, porque muchas veces la sociedad va más rápido que las administraciones", destaca Mateu Cerdà. No obstante, el dueño de Palmacycling lamenta el retraso que lleva una ciudad mediterránea como ésta, "con buen clima para ir en bici y unas calles tan llanas", respecto a otras urbes europeas. Por este motivo, él y su socio Joan Prats también ofrecen alquiler de bicicletas –tanto para residentes como para turistas– y recorridos guiados especiales para colegios o entidades vecinales y ciudadanas, que impulsarán a partir del próximo curso escolar.

"Los estudiantes son quienes mejor asimilan las nuevas costumbres. Un ejemplo claro es el reciclaje, los niños son quienes explican a los padres dónde tienen que poner cada residuo". En cuanto a las bicicletas, esperan que no las vean como un deporte, sino como "un medio de transporte muy válido". Además, con las guías-audio que preparan en mp3, los alumnos aprenderán que los alimentos de los mercados son los más naturales.