Tabletas de chocolate con combinaciones de sabores tan inimaginables como aroma de rosas; bacon con grosella; cáñamo con guindas; fresas con pimiento; chili. Así hasta medio centenar de variedades donde la tableta más normal es la de chocolate con relleno de manzana. Otra sorpresa de la nueva pastelería Conde de Viena, recién abierta en pleno centro de Palma: tienen cajitas de caramelos en cuyo interior no hay dulces, sino flores comestibles, entre ellas violetas, mimosas y lilas. Flores de almendro cristalizadas adornarán en breve –también se comerán– la que llaman tarta de Mallorca, cuyos ingredientes básicos serán el fruto del tradicional árbol isleño y mermelada de naranja.

En el escaparate de la calle Unió, entre la Audiencia y el Teatre Principal, luce la tarta de s´Arxiduc, en honor al archiduque Luis Salvador de Austria, tan importante en la historia de la isla. Está elaborada con chocolate y mazapán. La intención de los dueños, los austriacos Andrea y Christian Gibler, es crear una pastelería-cafetería tradicional vienesa, aunque con productos isleños, porque "aquí hay ingredientes muy buenos, como naranjas, almendras, higos o figues de moro. Sólo hay que tener ideas para adaptarlos. Nosotros intentamos interpretar los productos típicos con una nueva forma", explica Andrea. De hecho, en el mostrador hay versiones innovadoras de los clásicos higos y figues de moro. Los han glaseado, detalla la impulsora.

Sin embargo, no pueden dejar de hacer honor a su nombre y su origen, por lo que también se vende la conocida tarta vienesa de chocolate llamada sacher, además de tartas de ponche, cerezas y calabazas, por ejemplo, que traen directamente de Viena cada dos días en avión.

En menos de una semana de apertura, se han fijado en una curiosidad que sólo el futuro corroborará o desmentirá. Parece que "a los mallorquines les gustan más las tartas de chocolate; a los alemanes, las de frutas; y a los ingleses, los bizcochos". De lo que no hay duda es que los huevos de Pascua que venden, fabricados en madera y pintados de forma tradicional, han tenido un enorme éxito esta Semana Santa. Los nuevos clientes se han llevado más de un centenar.

"Un concepto diferente"

Conde de Viena está flanqueada por dos cafeterías (Café Central y Cappuccino) y justo enfrente hay otra, la de Caixaforum. Sin embargo, no les importa, afirman los propietarios, debido a que se trata de "un concepto diferente". "La isla no tenía este tipo de pasteles ni los petit fours (dulces pequeños que se sirven tras el postre para acompañar los cafés) listos para llevar a casa y que mucha gente antes nos pedía que les trajésemos de Viena", dice Andrea. En verano ofrecerán este servicio en unas bolsas térmicas para que no se derrita el chocolate y preparan además tartas de cumpleaños personalizadas.

Christian explica que "en Austria es una tradición muy arraigada producir las tartas en familia y las recetas se enseñan de generación en generación". Aquí han intentado adaptarse a las costumbres y los horarios locales. Por ejemplo, se han dado cuenta de que la gente no acude al café a relajarse hasta pasadas las seis de la tarde, mientras que en su país lo suelen hacer justo después de comer o, como mucho, a las cuatro o las cinco de la tarde.

Esta pastelería, que prevé abrir "todos los días del año", no vivirá sólo de dulces. En breve traerán comidas preparadas para llevar "con una estética muy vistosa". Son los llamados ´apiladitos´, que son diversos vasos con un ingrediente en cada uno y apilados para formar una unidad, es decir, lo que será la comida cuando haya pasado por el fuego o el horno. Y como en Palma, en los últimos años, se han puesto muy de moda los pinchos, también tendrán varios, pero un poco más grandes de lo normal. En esto no serán tan innovadores.