Óscar Collado se ha convertido con el tiempo en el "amo y señor" de la funeraria municipal. Sus más de 20 años de trabajo como máximo responsable técnico de la empresa le avalan. Comenzó como gerente en el último tramo del tercer mandato del alcalde socialista Ramón Aguiló, siendo concejal responsable de las Pompas Fúnebres de entonces. Ha sobrevivido a cuatro legislaturas con ayuntamientos del PP –tres con Joan Fageda como alcalde y una con Catalina Cirer al frente del consistorio. Inicialmente, el cambio de gobierno municipal de 2007 y la asunción de la alcaldía por la socialista Aina Calvo, tampoco le afectó.

Collado siguió al frente de la dirección técnica de la Empresa Funeraria Municipal, aunque se nombró a un nuevo gerente que, en principio, estaba por encima. Pero duró poco. Joaquín Vaquero, el nuevo gerente, tuvo que dimitir por "pérdida de confianza". Mientras, Collado estuvo de baja más de medio año hasta que, en marzo del presente, después del escándalo de los viajes particulares pagados a expensas del erario público llegó a un acuerdo amistoso con la empresa para abandonarla. Collado vivió la transformación de Pompas Fúnebres en Sociedad Anónima, con el único fin de poder adquirir el tanatorio privado de Bon Sosec por parte del Ayuntamiento.

Previamente, en tiempos del ex concejal José Carlos Tous, que luego gestionó con él la empresa, toreó el primer intento serio de privatizar la gestión de los servicios funerarios. Los que le han tratado le consideran una persona afable y siempre dispuesto a hacer un favor. Su continuidad en el cargo durante más de dos décadas es una incógnita que algunas personas explican precisamente por la telaraña de favores y cumplidos realizados en servicios tan sensibles como los gestionados.