El Born es la vía más cosmopolita de Palma. Discurre sobre el lecho de lo que fue el brazo del mar que entraba en la ciudad desde el puerto hasta la Rambla. Su protagonismo nace con la ciudad antigua de la Edad Media a raíz de la conquista de Medina Mayurqa por las huestes de Jaume I. En el siglo XIII su cauce fue cegado, si bien en 1618 el mar entró de nuevo en el Born llevandose el material que lo cubría y se tuvo que cegar de nuevo.

Para los palmesanos mayores de cincuenta años, el Born fue el paseo por excelencia de su niñez y su juventud. Luego, el turismo comenzó a apropiarse de él, especialmente en verano. Antoni Roig, que sigue al frente del estanco del Born, fundado por su familia en 1890, es una de las memorias históricas más fidedignas de este paseo, como también lo es Juan Bennàssar, peluquero jubilado popular por haber abierto en el Born la barbería y peluquería Jubensa.

Charlando con ellos en esta amplia vía dominada por los paseantes aparecen en su memoria personajes como el boxeador Titoi, que luego fue uno de los limpiabotas más conocidos de Palma; Na Francisca, famosa vendedora de tabaco de contrabando, a la que se la recuerda por sus amplias faldas en donde escondía los cartones de cigarrillos, o a Bel Rollet, mujer de alcurnia que paseaba arriba y abajo del Born buscando que alguien la invitase a beber.

Este lugar también tuvo durante años su propio policía municipal. Ángel guardián del mismo conocido por su placa, la 111, y por su estatura y bigote.

En tiempos renacentistas fue escenario de justas y más tarde, ya en el siglo XVIII serviría de lugar de ejecución de varios reos a la altura del Palau Solleric, mansión de la familia Truyols, hoy convertido en museo.

Otras casas señoriales, algunas más modernas como Can Alomar -que está a la espera de ser rehabilitada- se encuentran a ambos lados de este paseo.

Con la llegada de los primeros navíos de la VI Flota de los Estados Unidos en el Mediterráneo, hacia 1952, el Born sufrió algunas alteraciones en el tranquilo pulso de aquella época. En varias ocasiones, debido a la excesiva alegría de los marinos americanos, las sillas que en aquel entonces cubrían su zona central salían por los aires. Durante los años 50 y 60, recuerdan palmesanos que ya son abuelos, en la acera del Solleric, en donde estaban los desaparecidos Bar Miami, con bolera en su interior, y el Cine Born, ahora ocupado por una tienda de ropa, discurrían los soldados de quinta siguiendo a la criadas de las casas buenas de la zona. En el otro lado se hacían los encuentros entre los chicos y las niñas de casa bien. Hasta los años 80, más o menos, en este lugar se localizaba a lo mejor de Palma.

No lejos del estanco del Born estuvo una de las primeras sedes del Fomento del Turismo. En la esquina con Unió se alza la primera sede de la Telefónica en esta ciudad. Al lado estaba el Ritz, un restaurante económico y castizo, cerrado no hace mucho. Esta acera fue muy concurrida por lo mejor de Palma al instalarse durante años la firma Loewe, casi debajo de la Veda.