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Desde el siglo XX

José Jaume

El PP contra la Fiscalía, el Caso Marí lo pone en tesitura muy complicada

Acusar a la Fiscalía de actuar al dictado del PSOE, que es lo que dicen los dirigentes del PP balear, es mala táctica y peor estrategia: saldrán escaldados

A menos de tres meses de las elecciones, el PP balear se está enredando, casi sin necesitar que los adversarios le echen una mano, en un caso potencialmente peligroso para sus intereses: el presidente del Consell ibicenco Vicent Marí, es acusado por la Fiscalía Anticorrupción de presuntos delitos de prevaricación y coacciones. Los dirigentes del PP podrían haber dado larga cambiada al asunto, aventarlo sin más; han hecho lo contrario: se meten de hoz y coz en él al acusar a la Fiscalía de «copiar literalmente» (la información que ayer suministraba Diario de Mallorca es exhaustiva e ilustrativa) la denuncia que en su día presentaron contra Marí los socialistas. Absurdo. Dejemos de lado la vertiente judicial, que ya se dilucidará, entremos en la estrictamente política, que es la que hasta el 28 de mayo mantendrá desasosegado al PP balear. Vicent Marí ha sido imputado, la cosa no tiene vuelta de hoja: cuando un político se halla en la tesitura, la de tener que declarar ante el juez instructor, pinta feo para sus intereses y los de su partido. Los medios proclives al PP se han apresurado a afirmar, prueba de que cunde el nerviosismo, que no hay caso, que todo es una campaña de las izquierdas para deshacerse de un político muy apreciado, que lo tiene de cara para revalidar el cargo. Si es así, a qué diantres hay que atribuir el exabrupto de Toni Costa (se caracteriza por bramar más de la cuenta en el Parlament) y el lío verbal en el que se ha metido Marga Prohens, a la que de inmediato se le han visto sus escasas dotes políticas. No en balde fue un fichaje de Pablo Casado que no ha podido revertir Núñez Feijóo.

Meter en la batalla política a la Fiscalía Anticorrupción, acusándola de actuar de parte, es, además de peligrosa derivada, solemne estupidez, dado que la ciudadanía, la que vota, tendrá, constatado el enorme descrédito de la clase política, la irrefrenable querencia de darle la razón, dejar sentado que si Costa la embiste, Marí es culpable de lo que se le acusa. Necesariamente es incontrolado ataque de pánico lo que conduce a Prohens y Costa a adentrarse en el campo de juego que previamente le han delimitado sus adversarios. No se entiende de otra manera la radicalidad exhibida por Costa, trasunto del que fuera portavoz popular en el Congreso de los Diputados, Rafael Hernando, deslenguado procaz presto a la provocación y el insulto, hoy silenciado en la mesa del Senado, que desahoga sus naturales instintos a base de tuits. Es muy conveniente ser cuidadoso cuando las elecciones están al caer. Si se extravían hacia la abstención o, ¡ay!, entran en el sendero de Vox algunos votos el PP a lo mejor se olvida de la mayoría que gracias al aporte ibicenco daba por hecha en la Cámara legislativa autonómica. Cuando en España resuena el Tito Berni que abochorna a los socialistas y acaba de conocerse la sentencia que condena a tres años de cárcel al expresidente de la Comunidad de Murcia, viejo factótum del PP, no es cuestión de andar voceando a los cuatro vientos que se ha perpetrado una canallada contra el presidente del Consell ibicenco al imputarlo tan injusta como oportunamente en vísperas electorales.

Tal vez Prohens y Costa conozcan lo que los antiguos tenían por cierto cuando se referían a sus vengativos y muy terrenales dioses, a los que atribuían ser muy capaces de cegar a los que habían decidido hacerles la vida imposible, perderles. Parece que hoy siguen mortificando a los mortales; a los dos sobresalientes de la derecha balear, a los que se les puede ver en la mesa acompañados de Núñez Feijóo y Vicent Marí (foto de ayer en Diario de Mallorca), los dioses sino cegados al menos les han cargado de abundantes dioptrías políticas para hacerles perder el oremus. De Prohens poco puede esperarse; Costa se ha convertido por propios méritos en un Hernando de medio pelo. ¿No hay nadie en el PP que sea capaz de aconsejarles que la discreción, la boca cerrada, es lo oportuno hasta el 28 de mayo? Que hable quien sepa hacerlo y en el momento oportuno. No es el caso de Prohens y Costa.

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