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Miguel Vicents

El derribo del hotel Formentor

Es realmente difícil encontrar en Mallorca un ayuntamiento que en los últimos años se haya comportado con tanta falta de diligencia como Pollença con la reforma del hotel Formentor, que no es precisamente un proyecto menor que pueda esconderse en un sótano para ejecutarse sin la preceptiva licencia y control municipal, sino una obra de 260 millones de euros a la vista de todos en uno de los entornos naturales más espectaculares de Mallorca. Pero así ha sucedido. El proyecto de reforma del histórico establecimiento turístico, registrado en el consistorio el pasado 26 de abril, se ha convertido seis meses después en una demolición no prevista, sin que los responsables municipales quisieran darse por enterados en ningún momento pese a las advertencias que continuamente les llegaban por parte de la oposición, el grupo ecologista GOB y las evidencias de las fotografías que se iban publicando. No quisieron darse por enterados hasta que ya era demasiado tarde y su inacción empezaba a comprometer seriamente al propio consistorio. Entonces sí, el pasado lunes el Ayuntamiento ordenó a la propiedad la paralización de las obras por haber realizado los trabajos de demolición integral «sin título habilitante y porque en la licencia en vigor del pasado mayo no consta en ningún caso autorización municipal expresa para la ejecución de actuaciones consistentes en la demolición integral del hotel». Pero cuatro días después, el viernes, todo quedó resuelto de forma exprés, sin sanción alguna y con la aprobación vía decreto de la licencia de demolición y excavación que la propiedad había solicitado. No se esperaba otra cosa, visto su comportamiento anterior. Pero siempre se alberga una mínima esperanza.

Compadezco a los ciudadanos del municipio que se vean obligados a denunciar al Ayuntamiento el incumplimiento, por cualquier circunstancia, de la legislación o las ordenanzas municipales. Puede que el consistorio termine dando la razón a los infractores.

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