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Ramón Aguiló

Escrito sin red | El disparate municipal

¿Se entienden las posiciones del concejal de Més, Llorenç Carrió, y del secretario de Memoria democrática del Consell, de Podemos, Jesús Jurado, a propósito de los cambios de nombres de algunas calles, reputados de franquistas, o no? ¿Y la del alcalde Hila, al que Pérez-Reverte llama idiota e ignorante? Me refiero tanto a Almirante Churruca, Almirante Gravina, Almirante Cervera como a Toledo. En la tertulia La noche 24 horas dirigida por Xabier Fortes del martes 23, todos los periodistas presentes (ningún franquista) acusaron al acuerdo del ayuntamiento de Palma de caer en el ridículo. Intentemos escrutar su intencionalidad, recordando que todo nace de un censo de simbología franquista elaborado para el Govern por una luminaria de historiador del que desconocemos su nombre, aunque cabe presuponer su adscripción al nacionalismo, que afirma que «el régimen se apropió de figuras históricas para legitimarse, dieron nombre a buques de guerra de la armada franquista». La primera frase es casi cierta, intentó el régimen apropiarse, pero eran de todos los españoles; la segunda es falsa. Porque nunca hubo barcos franquistas llamados Almirante Churruca o Almirante Gravina. Eran barcos de la República y se llamaban Churruca, Gravina y Cervera. No es cierto que estos barcos se sublevaran con los sediciosos, aunque uno acabó controlado por los franquistas. Dos de estos destructores llegaron a enfrentarse en el mar.

En un primer supuesto, tanto Carrió como Jurado, una especie de Mortadelo y Filemón, agencia de inquisición, hacen suyo el dictamen del historiador inquisidor y defienden el cambio, argumentando que «los nombres se pusieron en un momento concreto, la Guerra Civil, para militarizar toda la ciudad y ponerla al servicio del régimen; había que actuar sobre ellos»; «borrar la herencia franquista no sólo es una obligación legal, también es una obligación moral». «Militarizar toda la ciudad» es un salto silogístico-metonímico al que ni Wittgenstein se atrevería. Sobre Toledo, la argumentación se acoge a la exaltación franquista del asedio al Alcázar de Toledo. Lo que moralmente es obligado preguntarse es ¿qué culpa tienen unas figuras históricas heroicas, protagonistas de la batalla de Trafalgar contra los ingleses de Nelson, de que el franquismo quisiera apropiarse de ellos? Unas figuras como Churruca y Gravina fallecidos ochenta y tantos años antes de que naciera Franco; o Cervera, héroe de la guerra de Cuba, fallecido cuando Franco aún era un adolescente. O ¿qué culpa tiene la ciudad de las tres culturas, musulmana, judía y cristiana, de que en ella se desarrollara uno de los episodios de la Guerra Civil?

Si todo lo que el franquismo enalteció quedó instantáneamente descalificado para la posteridad, por el contexto, como si una especie de estigma infame retrospectivo les fuera inoculado, entonces cabe revolucionar aun más el nomenclátor de Palma, empezando por la calle Reyes Católicos. ¿La intencionalidad de manipular la historia es suficiente como para denostar a quienes son patrimonio de un país como España? ¿Sería bien recibido por Carrió y Jurado, que, como ha propuesto Hila para Toledo, en otro contexto, el de hoy, el de la democracia de un país que honra a sus personajes heroicos, dedicáramos a los almirantes unas nuevas calles, sin el mal de ojo fascista de éstas? ¿Sí? Entonces se revela lo absurdo del acuerdo municipal. ¿No? Entonces nos están mintiendo, no es por el contexto, es por otra cosa.

El contexto es el pretexto, la realidad es otra cosa: el nacionalismo de Carrió y con el que flirtea el Podemos de Jurado. El nacionalismo catalán, para legitimarse, necesita legitimar a un nacionalismo opuesto opresor, el nacionalismo español, que justifica la existencia del primero. Que existe el nacionalismo español, sin duda. El franquismo era el nacionalismo español combinado con el fascismo de Falange Española. El nacionalismo catalán y vasco persiguen identificar todo lo que significa el proyecto común español como nacionalismo español. Eliminan a los almirantes, no porque fueran franquistas, era imposible que lo fueran, sino porque pertenecen al relato español. En el caso de Churruca y Gravina, sus vidas y heroicidades son anteriores a las Cortes de Cádiz de 1812, fecha en la que empieza a desarrollarse la idea de España como nación. Que los fascistas intenten apropiarse de un héroe español no convierte a éste en un héroe franquista o fascista. Para los nacionalistas, secundados por una izquierda adanista y desnortada, ufanos de su ideología y ebrios de sectarismo, ser español significa ser franquista o fascista, como dicen Puigdemont y compañía. Puedo comprender a las luminarias del historiador del Govern, de Carrió y de Jurado. Militan en el nacionalismo y son consecuentes con su ideología y con la intencionalidad de destruir el Estado español. Solamente les reprocho que no den la cara abiertamente e intenten disfrazar su sectarismo y su odio apelando falsamente a que el contexto del año 42 consigue convertir héroes españoles en héroes franquistas. Lean a Galdós. Intentan arrasar la memoria de una historia que les incomoda, porque forma parte de un relato diferente al suyo, el español. Para más hipocresía revisten su manipulación de obligación moral.

A quien no puedo comprender es al alcalde. Hila, teóricamente, está afiliado a un partido, el PSOE, que lleva en sus siglas el calificativo de español. Si partimos del ofrecimiento de otra calle a Toledo, aunque revele la absurdidad de la postura municipal ¿por qué no hace lo mismo con los nombres de los almirantes? ¿El argumento en un caso no sirve para los otros? ¿O es que coincide con Carrió y Jurado? Hace ya más de veinte años que conjeturé que bajo el paraguas de las siglas y los votos del PSOE en Balears se amparaban gentes procedentes del nacionalismo con ansias de poder, que impulsaban una política nacionalista contraria a los intereses generales de su propio partido. Vale, Hila es una persona honrada. Pero esto no es suficiente para ser buen alcalde. Vale, no es un idiota; no es un ignorante, no es un maleducado. Pero sin su aprobación no hubiera sido posible este ridículo a escala nacional que nos avergüenza a muchos. ¿Qué es exactamente Hila? ¿A qué juega el alcalde socialista Hila?

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