• Francisco Suárez Riera. Palma.

Así funciona la “democracia” en España. Llevamos la tira de años dándole a la manivela para que suene armónicamente ese constructo cartucho de ficticia y obsoleta realidad virtual. Por mucho que los interesados de siempre pretendan disfrazarla de sublime concierto, suena, y hasta huele, muy mal. Una insoportable pifia. Un notable hispanista (ya saben, inglés) ha calificado la escandalosa situación actual, ante los tremendos indicios de profunda corrupción estatal, como una coyuntura, parecida y previa, a la dictadura de Primo de Rivera o a la del general Franco ¿Exagerado? Quizás, pero cuando el río suena… 

Es verdad que el ruido no es de sables, porque los tiempos cambian y antes eran los comandos bélicos (warfare) los encargados de recomponer la situación no deseada; ahora son las embozadas expediciones legales (lawfare) las que suelen dar la vuelta a la tortilla. Recuerden a Lugo, Lula da Silva, Correa, Evo Morales, etc.

A lo primero juega Vox con su pretensión generalizada de ilegalizar por las bravas a todo adversario político. Aunque, esto no es América, aquí estamos más arrimados a Sicilia. Los muchachos del PP, expertos en “afinar” la cosa nostra en detrimento de la res pública, están en lo segundo. Ahora ocupados en tejer retorcidas filigranas de “puñetas” judiciales. El objetivo, la captura de sitiales claves y sutilmente determinantes. Pues, hay en el horizonte, igual que mucha tela marinera a recortar, ilustres traseros que –ejem– cubrir. Se trata –siempre presuntamente– de un tal señor emérito ahora en estampida, de algún expresidente con algo de punto filipino, de cierto exministro de interior empedernido adicto a atravesadas aguas benditas, etc. ¿Capito? Pues, sí.