La crisis del Covid-19 ha provocado una batalla campal contra este Gobierno, elegido democráticamente sólo unos meses antes del cataclismo. En Portugal, la oposición conservadora desde el primer momento se puso a la disposición del Gobierno socialista para enfrentarse juntos al drama con serenidad. En España, oposición y medios afines han usado contra el Ejecutivo artillería pesada y, amparándose en las redes y 'sin complejos', se ha beneficiado de marrullerías e informaciones manipuladas, reenviadas con efecto de contagio exponencial superior al del coronavirus.

La demagógica portada del ABC del pasado día 30 de abril y la imagen de los ataúdes de Vox en la Gran Vía pasarán a la historia, cuando menos, como ejemplos de vulgar y burda praxis del Photoshop, además de firmar la apuesta por un discurso amarillista.

En esos ataques se han magnificado los peores datos del drama, silenciándose los que no interesaban al discurso catastrofista. Se culpa personalmente al presidente de las muertes ocurridas en nuestro país, pero la Comunidad de Madrid, gobernada por el PP, aporta un porcentaje de mortalidad de 1.276 fallecidos por millón de habitantes, más del doble que España, con 560, sólo estoy comparando datos, casi el triple que el Reino Unido, con 466 y casi el doble que la Comunidad Catalana, con 720. "Los muertos tuyos, el duelo mío", dice Casado. "Los errores tuyos, los aciertos míos", dice Ayuso.

España tiene el segundo índice más alto de mortalidad (fallecidos por número de habitantes), pero está en una magnífica posición en el calculo de la de letalidad (fallecidos por número de contagiados) y es el país con más enfermos recuperados. Estos datos, apenas aludidos, otorgan un sobresaliente a nuestro sistema sanitario público, un sistema que hubiera funcionado aún mejor sin los recortes de Rajoy y de Artur Mas.

Más datos que producen escalofríos. Fallecidos hasta el 8 de mayo: Reino Unido 31.241, Italia 30.201, Francia 26.230, España 26.299, Los Estados Unidos cuentan ya con 1.322.163 contagiados y 78.616 fallecidos. Británicos y norteamericanos están pagando por su prepotencia.

España está en la línea de drama y fracaso de países europeos serios; esto no nos alivia ni nos excusa, pero nos sitúa en la realidad. Portugal y Alemania hicieron muy bien los deberes.

Con los antecedentes que tiene el PP en gestión de crisis: Prestige, Yak 42, metro de Valencia, atentado de Atocha, la judicializada corrupción del partido, la heroica toma de Perejil, la inconcebible celebración masiva en Ifema, su recién estallada crisis en la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid? ¿alguien cree que Casado lo hubiera hecho mejor?

Nuestro Gobierno, cómo casi todos los gobiernos, arrancó tarde y ha fallado en decisiones posteriores. Seguirá acertando y errando hasta el final. En la misma línea de imperfección han estado los gobiernos de las comunidades autónomas. Todo ha ido aconteciendo precipitadamente, todo es nuevo y todo es mucho. Han sido múltiples y complicados los frentes que atender. Sólo un loco suicida, o un sedicioso, puede intentar desestabilizar a los suyos desde la retaguardia mientras el enemigo está entrando de frente con todo. Porque el autentico enemigo era el Covid-19, no el Gobierno. Sensible, muy sensible error en el "target" de los estrategas del PP. Esta vez no se trataba de choque de ideologías, se trataba de la supervivencia de la nación de todos nosotros, se trataba de preservar el máximo de ánimo y de energía para cuando volviéramos a tener que empezar. Oportunidad perdida para intentar convivir mejor. Cuando esto acabe será el momento de juzgar si gobernantes y oposición estuvieron a la altura. Ambos, porque todos somos igual de responsables en el juego democrático, cada uno en su función. Y la rendición de cuentas, en democracia, se llama elecciones.

La incompetencia de unos y otros, y de los de más allá? ¿puede llegar a hacerse crónica?

Nota: Escrito y actualización datos: 08/05/2020 20:00h.

Fuente/datos: "The Lancet", The Lancet Publishing Group, U.K.