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Jose Jaume

Desde el siglo XX

José Jaume

El PSOE salva la hegemonía de la izquierda

Por primera vez el PSOE gana con solvencia al PP las elecciones autonómicas. El voto del 28 de abril no ha sido un espejismo, sino la lanzadera que ha posibilitado a las izquierdas hacerse con una nueva mayoría absoluta, algo inferior a la de la anterior legislatura, solo que ahora, la precisión es sustantiva, es el PSOE quien, sin paliativos, se apunta el triunfo con una cuota incontestable, lo que le posibilitará dictar las condiciones a sus inevitables socios: Més y Podemos. Armengol volverá a ser la presidenta de la Comunidad Autónoma, al tiempo que José Hila dispone de completos atributos para ocupar el despacho de la alcaldía de Palma durante el cuatrienio. Noguera, el actual primer edil en funciones, no puede demandar que Més, con un un batacazo muy importante, similar al del PP, reclame la alcaldía compartida. Un absurdo colosal plantearlo. Més se queda sin fuelle. Ni tan siquiera podrá reclamar la presidencia de consolación del Consell de Mallorca. El descalabro pasará onerosa y conflictiva factura.

Esa es la primera constatación que arroja el resultado de las urnas. La segunda, no de menor enjundia, la constituye el nuevo hundimiento del PP, que se deja en el Parlament otros cuatro escaños, bajando de los 20 que obtuvo José Ramón Bauzá (nuevo eurodiputado por Ciudadanos) a los 16 que se adjudica Biel Company. En 2011 sumó 35. El presidente del partido de la derecha conservadora se confronta con una realidad que probablemente le llevará a presentar la dimisión. No es plausible verlo penar otra legislatura en la bancada de la oposición, que el PP deberá compartir con Ciudadanos y Vox. El Pi es otra cosa. La jibarización del PP parece no tener fin. El partido, que fue el único del vasto campo de la derecha mallorquina, está siendo sometido a una erosión difícilmente reversible. Se las ve con un futuro incierto, que requirirá, para salir del pozo en el que ha caído, de radical refundación, contando, además, con que Ciudadanos y Vox no desaprovecharán las oportunidades que se les presenten, que las habrá en abundancia, para acabar de hundirlo. El fantasma del final de la UCD va a tener que ser permanentemente aventado. El único consuelo al que el PP de Mallorca está en condiciones de aferrarse, es el de haber soslayado ser superado por Ciudadanos. Triste consuelo. El único que los electores han puesto a su disposición. En la Pitiusa mayor la cosa es diferente: los populares revierten la situación y, con el apoyo de Ciudadanos, podrán gobernar. Ese sí es consuelo mayor.

Lo descrito es lo esencial de lo sucedido. Hay otras constataciones menores, aunque no deban ser obviadas: la extrema derecha toma asiento en las instituciones. De forma limitada, pero sensible, sobre todo en Cort. El ruido que puede hacer en el Parlament con la cuestión de la lengua, entre otras, será estridente; habrá que estar atentos a la capacidad de succión que tendrá sobre las otras dos derechas, la que se autotitulan de centro derecha. PP y Ciudadanos, que han pactado con Vox en Andalucía, lo que también acontecerá en Madrid, tendrán serios problemas para diferenciarse de la estrategia que la ultraderecha implementará.

Postrera constatación: Mallorca sigue acotando las opciones nacionalistas. Més, que en una más de sus mutaciones es hoy abiertamente soberanista, sigue constreñido en sus contenedores naturales; El Pi, más templado en su espacio del centro derecha, todavía regionalista, tampoco desborda su espacio habitual. Parece claro que no hay más campo para el nacionalismo insular.

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