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La rebelión se desvanece en Cataluña

Las declaraciones de Trapero serán seguramente decisivas a la hora de establecer las responsabilidades de los principales actores de la intentona separatista

La declaraciones ante el Supremo del mayor de los mossos, Trapero, quien estuvo al frente de la policía autonómica en las jornadas previas al 1-O de 2017, serán seguramente decisivas a la hora de establecer las responsabilidades de los principales actores de la intentona separatista. Y lo serán en un doble sentido aparentemente contradictorio: por un lado, reafirman la voluntad de quebrantar la legalidad constitucional por parte de los soberanistas convocantes de la consulta ilegal. Por otro lado, parece evidente que quienes organizaron el referéndum que había de desencadenar la secesión no contaban con la fuerza de los 17.000 mossos d'esquadra, que habían ya manifestado a sus mandos y a la cúpula política de la Generalitat que no iban a secundar la tentativa independentista.

De creer a pies juntillas la declaración de Trapero (la verdad debe estar, como casi siempre, en la zona gris), la posición de la cúpula de los mossos, como la de la mayor parte de los miembros del cuerpo así como de sus organizaciones profesionales, era constitucional, y no de una manera inercial sino consciente. El precedente de 1934, en que los mossos d'esquadra siguieron las órdenes secesionistas de Companys, debió ser tenido en cuenta por el cuerpo policial, que en esta ocasión, y en circunstancias muy distintas, estaba decidido a preservar la legalidad constitucional.

En este sentido fueron las dos manifestaciones más relevantes de Trapero. Primero, criticó por "irresponsable" al consejero de Interior Forn. Cuando el fiscal Javier Zaragoza le preguntó sobre unas declaraciones del ya exconseller sobre el apoyo seguro de los mossos al 1-O, Trapero respondió: "En el cuerpo se encajaron especialmente mal. Hicimos un comunicado. Pero al final es un político con un punto de irresponsabilidad"...

En segundo lugar, y a pregunta del presidente del Tribunal, Trapero explicó el sentido de la reunión que la cúpula policial había mantenido con el gobierno de la Generalitat: "Les emplazamos a un cumplimiento de la legalidad", "les dijimos que evidentemente la íbamos a cumplir, que no se equivocasen con nosotros", "les dijimos que el cuerpo de mossos evidentemente no iba a quebrar nunca con la legalidad ni la Constitución"... La respuesta de Puigdemont fue lacónica: "Hagan lo que tengan que hacer".

Puede haber dudas „de hecho las hay„ sobre la sinceridad de la evolución de Trapero, héroe de los soberanistas un día, invitado a las fiestas de Rahola y Puigdemont en Cadaqués, y leal constitucionalista hoy, pero las conclusiones de sus declaraciones son las que son: Puigdemont y su equipo se lanzaban a tumba abierta hacia un alocado e ilegal plebiscito sin el respaldo incondicional de su fuerza pública. Los mossos no estaban dispuestos a seguirles en aquella aventura. Y al no contar con aquellos teóricos 17.000 efectivos, difícilmente se puede hablar de rebelión, que sí hubiera existido si tal fuerza se hubiese adherido a la intentona.

La declaración de Trapero ha dejado sin embargo algunos puntos oscuros: el jefe de los mossos insistió en su declaración en que el operativo del 1-O estaba formado por un 'binomio' „una pareja„ de guardias en cada centro electoral, que pediría refuerzos a la Guardia Civil y al Cuerpo Nacional de Policía si se veía desbordado. Tal planteamiento choca con las declaraciones del coordinador del operativo, Pérez de los Cobos, quien acusó a la policía autonómica de facilitar la votación en lugar de impedirla. En esta contradicción deberá incidir el tribunal si quiere aclarar lo realmente ocurrido.

Muy probablemente, este asunto se mueva en una gama de imprecisiones que habrá que precisar. Las convicciones constitucionalistas de los mossos no significan que la tarea de reprimir a una muchedumbre enardecida con la idea de la independencia fuese plato de gusto. Sin embargo, fuentes de fiar aseguran que dos días antes de la DUI (Declaración Unilateral de Independencia), la cúpula de los mossos tenía asignado un comisario y un intendente para detener a cada miembro del Gobierno de la Generalitat en caso de que la autoridad judicial lo ordenara. Los presuntos "rebeldes" no hubieran llegado muy lejos, precisamente porque nunca tuvieron fuerza material para despegar. ¿Es esto una rebelión? Los jueces deberán tomar la palabra.

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