un periódico nativo digital español de prestigio ha abierto una sección titulada "El detector de mentiras", firmada por el seudónimo colectivo "Maldito dato". Como su propio nombre indica, su misión es desenmascarar las afirmaciones inciertas de los políticos, algunos de los cuales recurren descaradamente a las ' fake news' para respaldar sus tesis, enmascarar sus errores o sus propuestas impopulares, embaucar a los incautos y deteriorar el debate político.
Como nadie ignora, con la globalización, las noticias falsas se han convertido en un arma política letal que es capaz de alterar el resultado de elecciones democráticas en todas partes, por su capacidad de mover en sentido equivocado a la opinión pública. La victoria de Trump y el brexit han sido consecuencia de campañas de desinformación interesada que han manipulado el criterio de la ciudadanía.
El ejemplo del referido periódico digital español debe ser seguido por todo el sistema mediático, en el internet y también en papel. Los grandes y no tan grandes rotativos norteamericanos ya están realizando una labor magnífica de persecución inclemente de la posverdad, el eufemismo con que hemos dado en llamar a la mentira. Aquí, como se ha dicho, la cacería del mentiroso también ha comenzado, y es de desear que prosiga. La libertad de expresión no ampara la libertad de mentir, y quienes mientan deben ser denunciados y ridiculizados, primero, y expulsados de la ceremonia pública por la fuerza de los votos, después.
