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José Francisco Conrado de Villalonga

El ejemplo de Nancy Pelosi

La noticia destacada en Estados Unidos estos últimos días ha sido designación de Nancy Pelosi como " speaker" -presidenta del Congreso-, tercer cargo, detrás del presidente y del vicepresidente, en la jerarquía estatal norteamericana. El resultado de las elecciones del pasado seis de noviembre dio a los demócratas el control de la Cámara y Pelosi ha regresado para presidirla, después de varios años en los que fue apartada, de este mismo cargo, por los republicanos que la consideran "un peligroso azote a sus políticas". Según destaca la prensa de Washington, liderará el Partido Demócrata y "vigilara de cerca a Donald Trump", ha vuelto en la mitad del mandato de su mandato.

Los medios de comunicación subrayan la edad de Pelosi, nacida en Baltimore (Meryland) en 1940. O sea, tiene 78 años. Tiene cinco hijos y nueve nietos, pero en EE UU esto de la edad no es cuestión, al contrario, se valora. Alan Greenspan dirigió la Reserva Federal durante trece años, periodo en el que se alcanzó un inaudito período de crecimiento económico. En algún artículo de opinión se ha podido leer, "Donald Trump por fin ha encontrado quien no le ría sus gracias". En su etapa anterior como speaker -2007 a 2011- amargó la vida a George W. Bush y, ahora puede hacérselo a Trump. Ella defiende la lucha contra el cambio climático, asunto muy importante para todos y, está en contra del muro en la frontera con México. Sobre la existencia de una trama rusa en las últimas elecciones presidenciales, ha dicho "no debemos promover el impeachment del presidente Trump por razones políticas, pero tampoco deberíamos de evitarlo por razones políticas?". Desde el Congreso, según Jennifer Lawles comentarista del New York Times, podrá impedir la circulación de datos falsos con los que se justifican muchas decisiones de Trump.

Los movimientos feministas, que muchas veces desenfocan el tema de fondo y consecuentemente pierden credibilidad, deberían de reflexionar y centrarse en defender la opción de las mujeres, por su formación, su mérito y su capacidad para ocupar puestos de responsabilidad, y no en exigencias por razones de género, esto sería una especie torpe de "feminismo machista" que acaba propiciando lo que se ataca. Debe de estar en cualquier puesto de responsabilidad quien sea más adecuado, el mejor, sea hombre o mujer. Nancy Pelosi, con sus 78 años, está en la presidencia del Congreso norteamericano no por ser mujer sino por ser la persona de más valía, la más conveniente, en este momento y, la que seguramente puede aquietar los desenfrenos de Trump.

Sobre la edad y si se relee la historia antigua, tanto de Grecia -1.350 años de civilización seminal y origen de la democracia-, como de Roma con sus dsoce siglos de romanización, ambos imperios base de la cultura occidental, se puede ver como se valoraba a los mayores dentro de la sociedad. En Grecia existía un consejo de ancianos, debían de tener más de 60 años, el Areópago, órgano de gran poder, que formulaba nuevas leyes e intervenía en materias de educación, filosofía, ciencia, arte y política. Platón en su obra La república sostenía que los ancianos estaban llenos de sabiduría, experiencia, equilibrio y prudencia, por ello se debía de contar con ellos, Solón, el "legislador", ensalzaba las virtud de los mayores. En Roma se creó el " Senatus" -Senado-, asamblea de mayores, a los que se les reconocía " autoritas" por su prestigio y experiencia y cuya función era asesorar a los cónsules. Los emperadores Vespasiano y Pertinax llegaron al gobierno del Imperio a una edad avanzada.

Nancy Pelosi ha comentado recientemente, ante algunas críticas que le han hecho con motivo de su nombramiento, "no me criticarían si no fuera eficaz". El profeta Job -reconocido y venerado tanto por el judaísmo, el cristianismo y el islam- subrayaba en sus profecías "en los ancianos esta la sabiduría" (Biblia, Libro de Job, 12, 12).

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