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Jose Jaume

Desde el siglo XX

José Jaume

Ni honra ni trabajo; dimite mal y tarde

El bocazas oficial de Més, el lenguaraz David Abril, siempre presto a vociferar consignas izquierdistas que nunca se han cumplido en los departamentos que gestiona su partido, se ha apresurado, cómo no, a licenciar a Biel Barceló con el habitual sonsonete, tan propio de la derecha del PP cuando despide a los suyos por parecidas razones a las que han dado al traste con la actividad pública del caído, de que su dimisión le honra, pero todavía más el trabajo hecho. David Abril ha perdido otra ocasión (no dejará de desperdiciarlas) de mantener un inteligente silencio. La conselleria de Turismo ha devenido en el gran fiasco del Ejecutivo que preside Armengol. Lo de los contratos de Garau, el hombre de Més para casi todo, es tan solo el frontispicio de un departamento que ha defraudado por completo. Únicamente la aprobación de la ecotasa (tan execrada por los hoteleros y el PP como válida para los intereses de las Islas) puede ser exhibida en el haber de un político que no ha respetado la ética y tampoco la estética.

Biel Barceló ha defraudado hasta lo inverosímil. Lamentablemente no ha sido capaz de irse con un cierto decoro: lo perdió cuando al saberse lo de los contratos a Garau decidió aferrarse al cargo. Ahora se va por la puerta de servicio. Hace lo que a Biel Company nunca se le pasó por la cabeza cuando en la anterior legislatura, en la que desde la conselleria de Agricultura,Medio Ambiente y Territorio se dedicaba básicamente a conspirar contra José Ramón Bauzá, su jefe, excursionó a Cabrera disponiendo de medios públicos para solazarse y zamparse una mariscada. Company ni se sonrojó. Eso sí: montó en cólera para dar con el filtrador. Ahora ha protagonizado una comparecencia ante los medios para pedir la dimisión de Barceló. Esa es la anécdota, como casi siempre con Company de por medio.

Lo que interesa conocer es cuál será la recomposición que se acometerá en el Govern. Se trata de llegar a las elecciones de mayo de 2019 en condiciones más saludables de las que permitía la permanencia de Barceló. Més no quiere perder la vicepresidencia. La vergüenza por lo acaecido no llega a tanta renuncia. Parece que el mejor capital humano del que dispone, Fina Santiago, puede ocupar el cargo. Sería una sabia elección. Santiago sí es de izquierdas, al contrario que Biel Barceló. No vocifera inútilmente, al contrario que David Abril. Fina Santiago desde antaño ha enunciado un sólido proyecto político que ha de ser seguido con atención. Está por verse que su designación sea del agrado de Armengol: le haría excesiva sombra. Pero es la única baza de fuste con la que cuenta Més para solicitar el perdón de sus pecados, para redimirse y no ser vapuleado en las elecciones.

A la conselleria de Turismo, que Fina Santiago, conocedora de lo que hay y buena estratega, no quiere ocupar, irá alguien que no incomode a los que no deben de ser excesivamente incomodados. Se les ha provocado con la ecotasa. No es conveniente ir más allá. Además, si Podemos, aprovechando lo sucedido, entra en el Ejecutivo los movimientos en su seno serán de una cierta envergadura acentuándose el sesgo izquierdista. El escándalo estará servido: Pericay, el ignoto líder de Ciudadanos, que solo se anima sobre la lengua catalana y su adoctrinamiento paralelo reclinado (disculpas por la chapuza a Machado), hablará de radicalismo y enunciará las oportunas admoniciones, que serán acompañadas por las de Company y su escudera Marga Prohens, tan vociferadora como Abril. Solo Font, el hombre de El Pi, listo como pocos, seguirá con atención la jugada en ciernes, la analizará y seguro que sabrá cómo disponer su respuesta. Font sabe que la caída de Barceló es buena y mala noticia. Todavía no ha decidido qué pesa más en la balanza. En cuanto al PSOE, que no lo dude: Fina Santiago es adversaria de talla. En ella no hallará las carencias que han neutralizado a Barceló.

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