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Prohibido aventar

Cuando la encíclica Humanae Vitae (1968) condenó el uso de la píldora anticonceptiva se produjo una desobediencia masiva de fieles, que de la noche a la mañana pasaron de hecho a ser protestantes practicantes del libre examen. Una vez consumada esa desafección práctica, la Iglesia optó por legislar a su gusto, sin medir mucho si iba a ser obedecida, como acaba de hacer, en tema desde luego menos caliente (en todas las acepciones), al condenar que haga cada uno lo que quiera con las cenizas funerarias, por ejemplo aventarlas en la naturaleza, en vez de dejarlas en lugar sagrado. No le falta razón cuando dice que esto contribuye al olvido de los muertos, pero se equivoca al asociar esas malas costumbres al "panteísmo, naturalismo o nihilismo". Yo mismo, profesando algo en esas tres religiones paralelas, soy bastante contrario a la cremación y francamente amigo de los cementerios.

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