Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Acabad la Guerra Civil

En una ironía suprema aunque bienvenida, la Guerra Civil sirvió para que la izquierda y la derecha mallorquina firmaran ochenta años después la paz de la Ley de Fosas. La unanimidad del Parlament hubiera sido impensable con personajes como Bauzá al frente del cotarro. Tácticamente, el PP se veía obligado a apoyar las exhumaciones, para desmarcarse un ápice de quienes conciben sa Feixina como el monumento que aplasta por fin a las víctimas yacentes en las cunetas. Tras el brindis y la autocomplacencia de los diputados, que alguien acabe por favor con la Guerra Civil y nos devuelva a los acuciantes problemas de la actualidad, a menudo más insultante que el recuerdo.

El intercambio de Sa Feixina por las fosas obliga a recordar que la memoria histórica no figura entre las diez primeras razones que propiciaron un vuelco histórico hace un año en Balears. Será por frivolidad, pero las terrazas, las grúas reaparecidas o el gangsterismo costero que explota las playas mediante oscuras concesiones, son los problemas acuciantes para el grueso de votantes de una izquierda que se arriesga a pecar de más antigua que sus predecesoras. Vivimos bajo el signo de la maldición de Santayana. Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla. Vale, pero quienes son incapaces de olvidar su historia, la repiten continuamente.

La izquierda no se impuso en Balears hasta que se desprendió de su memoria histórica, para adaptarse a las siempre desagradables circunstancias vigentes. Distraer con sa Feixina la corrupción de la Policía Local y la suciedad de Palma no funcionará durante mucho tiempo. La actualidad de Mallorca es suficientemente dramática sin necesidad de alterar su pasado. Se incuba una nueva burbuja inmobiliaria mientras se coloca la vivienda fuera del alcance de los nativos, los sueldos crecen diez veces por debajo de los beneficios turísticos, se excavan nuevas fosas para destruir el entorno, ni siquiera tenemos agua. El político ha de olvidar la historia agradecida por mudable, para desempeñarse en la actualidad desmemoriada. De lo contrario, cuatro años y a casa, según nos enseña la memoria histórica de la izquierda en el poder.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.