Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Llorenç Riera

Una satisfacción precipitada en exceso

El optimismo y la autocomplacencia vertidos ayer por la presidenta Armengol y el vicepresidente Barceló llaman a la preocupación del receptor de sus mensajes de satisfacción. No se podrá discutir entrega y trabajo a este singular Ejecutivo autonómico de PSOE y Més apuntalado con eficacia, y en algún momento tambaleado por Podemos. Tampoco un orden de preferencias con coherencia suficiente y hasta una hoja de ruta aceptable, pero, a la vista de la realidad, atreverse a proclamar que en medio año se ha cumplido una cuarta parte del programa de legistatura, significa que el aire de los despachos gubernamentales está viciado por la insana costumbre de no abrir las ventanas. Y que el mal de la moqueta se está adueñando del Govern.

Algo se ha avanzado. Se han obtenido logros, se observan avances en igualdad y servicios sin tanta exclusión, aunque todavía muy desprovistos de medios. La tarjeta sanitaria es asequible para todos, hoy mismo el Govern podrá comenzar a lucir la ecotasa y la semana próxima un decreto de protección del territorio. Con todo ello, un Govern que, por la causa que sea, incluida la herencia recibida, aún necesita regularse por medidas de trasparencia y códigos éticos elementales, no puede cantar victoria de forma tan rápida.

Hacerlo es una temeridad, del mismo modo que lo es realizarlo frente a tanto paro visible y sueldos claramente a la baja y, sobre todo, con una financiación autonómica nada presentable. El logro de 322 millones para inversiones no salda, ni mucho menos, deudas ni carencias pendientes. El Govern está contento porque ha logrado aprobar los presupuestos de 2016 cuando hay siete comunidades autónomas que todavía no lo han hecho. Es todo un alivio teniendo de por medio a un Podemos que se niega, a la par, a asumir funciones ejecutivas y a admitir la calificación de "voyeur" de la política.

Antes de engancharse de forma tan precipitada al tren del éxito, el Govern debería haber dejado resueltas las estaciones de los conflictos sanitarios activos, y saldado las diferencias que persisten en el ámbito docente. Habrá que admitir también, por otro lado, que las cosas no son todavía tal como se dibujan en la IB3 en proceso de cambio y que los resultados de las elecciones generales pueden acabar trastocando muchas cosas. Ha faltado prudencia en la valoración precipitada.

Emerge la impresión de que una cosa es el balance institucional antes de hora y otra la valoración y la dificultad política real que deja demasiadas cosas a la intemperie. La interpretación se modifica cuando el PSOE admite que está en constante negociación y Més intenta descalificar criticas y exigencias de Podemos con su negativa a entrar en el Govern. Los hechos realizados y los avances logrados son todavía insuficientes para amortiguar las incongruencias políticas de un Pacto necesario que se ve forzado a corrección de forma permanente. No está claro que se haya logrado el 25% de estabilidad.

Compartir el artículo

stats