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Ramón Aguiló

Escrito sin red

Ramón Aguiló

La CIA teme a Ensenyat

Éste era uno de los titulares del Diario de Mallorca del pasado martes. Lo primero que hice fue mirar el calendario. No, no estábamos a 28 de diciembre. No era posible que se tratara de ninguna broma. A media tarde el artículo firmado por Miquel Adrover ya acumulaba referencias de Facebook y mensajes de Twitter. La cuestión es que se cumple punto por punto la previsión que apunté en un artículo de que Ensenyat era un mirlo blanco para los que escribimos en los periódicos. Nunca nos va a defraudar. De todos los presidentes que ha tenido el Consell Insular de Mallorca, que no Mallorca, el único que podría hacerle sombra en cuanto a su capacidad para ser protagonista de cualquier evento, por muy estrambótico que fuera, era Maria Antònia Munar, hoy encarcelada. Los demás, incluyendo a Francina Armengol, pasaron, excepción hecha de Jeroni Albertí que simultaneó con la presidencia de la preautonomía, sin especial protagonismo. Seguramente porque coincidieron con un presidente autonómico de su mismo color político: Verger con Cañellas, Armengol con Antich y Salom con Bauzá.

Parece que todo comenzó en Washington cuando la ceremonia de canonización de Sant Junípero Serra, a la que había acudido Ensenyat. El presidente del Consell afirmó que dondequiera que se celebrara a un mallorquín ilustre, en cualquier parte del mundo, fuera el que fuera su pensamiento, allí estaría él. Era sin duda una declaración de afirmación de nuestra mallorquinidad por encima de credos políticos. A buen entendedor se insinuaba que el presidente, nacionalista y partidario de la secesión catalana, situaba su responsabilidad institucional por encima de sus reservas sobre la misión evangelizadora del santo en la remota América colonizada por los castellanos. Otro gallo le hubiera cantado de tratarse de alguna gesta protagonizada en el mediterráneo por catalanoaragoneses en Cerdeña, Nápoles o Grecia. Cuenta la información que, a través de intermediarios, altos cargos de la CIA solicitaron entrevistarse con Ensenyat para conocer la situación política de Mallorca. Puede que me equivoque, pero sólo conozco a un intermediario capaz de sentar a una misma mesa, por ejemplo, a Zapatero y a Bush, a líquidos inmiscibles, con el pretexto de un fraile convertido en santo mucho más reverenciado en EE UU que en Mallorca: Tumy Bestard. Y solamente del humor de un intermediario como Tumy se puede construir un pretexto tan extravagante que justificara la reunión con los jefazos de espionaje norteamericano como el que se pretendiera conocer la situación de Mallorca. Y en el caso que así fuera habría que colegir que la película Quemar después de leer de los hermanos Coen era un pálido reflejo de una CIA dirigida en la realidad por un émulo de Maxwell Smart, el superagente 86. Otra explicación, igual de extravagante, es que se hubiera producido una gestión discreta por parte del embajador norteamericano en España para satisfacer las ansias de Ensenyat de codearse con el servicio secreto norteamericano para conocer de primera mano la visión de la primera potencia mundial sobre el secesionismo catalán. Por muchas afinidades que puedan buscarse entre Cobos y Ensenyat que pudieran explicar lo inexplicable, no dejarían de ser fruto de mentes enrevesadas ajenas al mundo real.

La cuestión es que Ensenyat, según la crónica, se reunió con representantes de los indios nativos californianos críticos con el padre Serra, al que califican como de "demonio", "abogado del diablo", "genocida", en contraste con quienes, en EE UU, lo comparan con Washington y Jefferson en la conformación de lo que es hoy este país. Ya se sabe que el presidente del Consell es hombre que se reclama de los humildes y menesterosos, de los sufrientes de este mundo. Y eso explica que aceptara reunirse con los representantes de los amerindios californianos. No sé si era muy consciente de que, salvando las distancias históricas y culturales, se pueden establecer incómodas comparaciones entre la conquista y evangelización de América y la conquista y colonización cultural de Mallorca por Jaime I, de la cual él mismo es un adalid. A poco que se reflexione uno podría concluir que, por muchas identidades que hayan surgido a lo largo de la historia, éstas han sido siempre transitorias y efímeras. Hasta los más poderosos imperios y culturas están destinados a ser impresiones borradas del palimpsesto de la historia humana. Bueno, pues la crónica narra que solamente los medios de Mallorca se hicieron eco de la reunión de Ensenyat con los representantes de los indígenas, entre ellos Diario de Mallorca. No obstante, siempre según la crónica, la CIA detectó la reunión. No se explica si fue porque el espionaje americano leyó el diario o si fue debido al control sobre las minorías que con sus propios medios ejerce la famosa agencia de espionaje. A consecuencia de esta reunión y unas horas antes de su celebración, los altos mandos de la CIA suspendieron la reunión con Ensenyat, según fuentes del Consell. Si Ensenyat ha estado a punto de provocar un estallido de España debido a sus hirientes comentarios sobre los campesinos extremeños (de los cuales presentó excusas) sobre algo tan abstruso como la financiación autonómica, imagínense lo que se podría llegar a producir con un Ensenyat instigando a unas minorías supervivientes de la colonización española y del genocidio anglosajón a su afirmación política y cultural como nación indígena. No es temor, es auténtico terror lo que ha provocado Ensenyat al más poderoso servicio secreto del mundo. Y ésta es una pequeña lección de cómo un pequeño David, alcalde de un pueblecito como Esporlas y después presidente de un Consell de una pequeña isla como Mallorca ha hecho temblar los cimientos del imperio.

No es mi intención perjudicar la imagen pública del presidente del Consell. Al revés, deseo qu1e alguien tan independiente como él, sin sujeción a los rígidos, estereotipados, previsibles y conservadores comportamientos de la clase política partidaria siga proporcionándonos motivos de regocijo, alejados de la extendida zafiedad de los modos de la política. Pero hay que poner un límite al cachondeo. Con la cantidad de problemas que tenemos ya sólo faltaba la moción de Pastor, de El Pi para exigir al PSOE extremeño que retire la calificación de Ensenyat como "payaso". ¿No creen los nacionalistas del centroderecha, tan bien liderados por Jaume Font, que ya está bien de mirarse al ombligo y sería mucho más valorado por los mallorquines que se aplicaran de verdad a resolver el problema del carísimo tratamiento de las basuras? ¿No cree el Consell que, en lugar de distraernos con delirios paranoicos y megalomanías varias, apreciaríamos más que se disolvieran silenciosa y patrióticamente en el seno del Govern balear?

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