El pasado miércoles, Grecia dio un nuevo paso hacia las elecciones anticipadas al no recibir apoyo parlamentario suficiente el candidato de la mayoría a la presidencia de la República. Si el jefe de gobierno, Andonis Samaras, no logra el respaldo de 180 diputados el día 29 de diciembre „la coalición gubernamental suma 155, por lo que son necesarios apoyos externos„, el primer ministro no tendrá más remedio que convocar elecciones generales, que se celebrarán a finales de enero o principios de febrero.
Y éste es el problema que aterroriza a la UE y pone de los nervios a los mercados: como es conocido, la organización radical de izquierdas Syriza, homóloga de nuestro Podemos, va la primera en las encuestas, por lo que está en peligro el nuevo rescate que plantea Bruselas a cambio de nuevas y más duras restricciones.
Lo que habrá que preguntarse a este respecto es quién tiene razón, después de un proceso de salvamento que ha dejado exhaustos a los griegos, con un paro exorbitante, el sistema social laminado y unas negras expectativas de futuro. ¿Alguien piensa que, después de varios años de agonía, se puede pedir a los griegos más sacrificios? ¿Acaso resulta irracional que en esta situación de necesidad extrema, los griegos quieran sondear otro camino?
