La petición de Pere Navarro, líder del PSC, de que abdique el Rey Juan Carlos, indica ciertamente una clara profesión de fe monárquica, pero no hay que sorprenderse. Hay mucha confusión al respecto, porque la mayoría de la gente no sabe bien si es monárquica o republicana, e incluso no tiene mucho interés en saberlo. La monarquía llegó de nuevo a España porque el Rey nombrado por Franco se reinstaló en la democracia, haciendo que la transición pudiera ser vista a la vez como ruptura y como continuidad. En ese sentido ha sido un instrumento de enorme utilidad, y, mirando el asunto sin prejuicios, habremos de admitir que todavía puede seguir siendo útil para algunas cosas, aunque haría falta un análisis coste-beneficio. Una abdicación tendría el provecho indudable de dar salida a parte de los gases acumulados en la olla nacional, pero las ollas a presión deben abrirse con mucho cuidado.