Mar es una mallorquina de 26 años que vive en Barcelona, trabaja en la tienda de moda Maricastaña, cuyo primer local abre sus puertas en la plaza de la Mercè de Palma, y ha participado en First Dates. Pero, según cuenta ella misma, nunca antes había visto el programa que presenta Carlos Sobera en Cuatro ni tampoco se había planteado acudir al plató.

"Un día cenando con dos amigos en Barcelona, los fundadores de Maricastaña, empezaron a bromear con la idea de apuntarme a First Dates", explica. "Así que siguiendo con la broma terminamos riendo y rellenando el formulario. Y en un mes me llamaron".

Mar cuanta su experiencia en la cuenta de Instagram de la tienda de moda en la que trabaja todavía sorprendida por la repercusión de su participación en el programa. "¿Desde cuándo ve First Dates tanta gente?", se pregunta. "Y cómo os gusta el salseo", exclama.

Dicho y hecho. De la primera llamada de First Dates a su participación en el espacio pasó muy poco tiempo. "Me llamaron un lunes de noviembre y el jueves ya estaba allí", explica. "Ni siquiera era consciente de a lo que iba. Llegas, vas a vestuario, a maquillaje. Y esperas tu turno en una salita, donde ves las caras de ilusión o decepción de los participantes que te preceden. Pero yo me lo pasé pipa", confiesa abiertamente.

"Rodrigo, la pareja que me tocó, es un tío súper amable con el que puedes charlar y con el que me lo pase muy bien", comenta. "Por cierto, la cita que sale en pantalla es un almuerzo, no una cena. Y, además, la comida estaba buenísima", destaca. "Tenéis que ir, es una experiencia buenísima".

Mar y Rodrigo durante su encuentro en First Dates. Los dos confesaron que repetirían First Dates

"Estuve un tiempo en coma y salí de mi cuerpo"

En el programa en el que participó, emitido el pasado 19 de noviembre, a Mar le tocó le tocó en su cita un joven uruguayo de 22 años llamado Rodrigo. Y los dos dejaron algunas perlas durante su conversación.

A la pregunta que él le formuló a Mar, "¿a qué te dedicarías si el dinero no fuera un problema?", la mallorquina desveló que tiene "un proyecto personal" que va "desarrollando poco a poco": la organización de eventos. Mientras que Rodrigo reveló que le gustaría dedicarse a la "psicología en campos de refugiados", aunque admitió que su formación es de teatro y danza, bailando durante unos años rap, breakdance y burlesque.

De la psicología pasaron en su diálogo a las energías. Rodrigo contó que su abuela echaba las cartas del tarot y practicaba regresiones, lo que dio pie a Mar a narrar una experiencia personal. "Tuve un accidente con cinco años, estuve unos días en coma y salí de mi cuerpo", aseguró. "Se me cayó una viga de hierro encima y estuve 5 días en coma”.

Rodrigo cambió de tercio y le contó a Mar que había tenido bastantes relaciones serias y que había estado metido en una ‘sex-academy’ en la que había aprendido técnicas de masaje erótico y sexo tántrico. Incluso le confesó a la mallorquina que había asistido a un taller de sexualidad femenina para hombres que le había encantado. A Mar le pareció un tema muy interesante. Y afirmó: "Debería ser una asignatura obligatoria en los colegios".

Terminada la cita, Rodrigo y Mar aseguraron los dos que aceptarían una segunda cita. "Rodrigo me ha parecido un tío guay y me he encontrado súper a gusto con él", confesó.