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Fiesta musical

Eurovisión 2021: ¿cuál es el secreto del éxito de Italia?

El grupo de esencia rockera Måneskin ha arrasado en el festival gracias a su autenticidad y descaro. De hecho, Italia lleva años apostando por artistas y temas que combinan calidad y éxito. ¿Por qué España no se reinventa como ellos?

El grupo Maneskin, tras su victoria en el festival de Eurovisión.

El grupo italiano Måneskin salió al escenario del Festival de Eurovisión a arrasar. Guitarras, actitud descarada, estética glam rock y puro fuego sexual que encendió el ánimo de los eurofans que se decantaron de manera rotunda por la banda a través del televoto. La pugna parecía centrarse, según las votaciones de los diferentes jurados, entre dos canciones que el público español conocía muy bien gracias a la docuserie de Mediaset 'Rocío. Contar la verdad para seguir viva' y que se han convertido en su banda sonora: 'Tout l’univers', del representante suizo Gjon’s Tear, y 'Voilà', de la francesa Barbara Pravi. Dos buenos temas, pero demasiado intensos para la primera edición eurovisiva tras la pandemia.

Después de un año de confinamiento, los espectadores necesitaban emociones algo más fuertes y Måneskin se las proporcionó gracias a una potentísima canción como 'Zitti e buoni' y una actuación apoteósica sazonada con pirotecnia y el torso tatuado del carismático cantante Damiano David. Una reivindicación de la energía que desprende el directo cuando casi nos habíamos olvidado de su magia. 

Hacía mucho que Italia merecía ganar. Desde su vuelta al certamen (durante muchos años, de 1994 a 2010 la RAI decidió no presentarse) ha apostado fuerte para llevar las mejores canciones y a los artistas más destacados del momento, siempre aventurándose en los géneros musicales para que nunca fueran tópicos y se salieran de la norma, teniendo siempre presente el combo fundamental ‘calidad + personalidad artística’. 

De Sanremo a Eurovisión

Se tomó la decisión de que la canción que los representara en Eurovisión fuera la ganadora del Festival de Sanremo. Y Sanremo no es un festival de la canción cualquiera. Ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, lo que quiere decir que siempre hay nuevas voces que contribuyen al crecimiento del tejido musical autóctono, pero también participan en él en igualdad de condiciones las grandes estrellas consagradas con sus nuevos temas. Sin ir más lejos, este mismo año Måneskin se impuso a auténticos colosos del pop italiano contemporáneo como Max Gazzè o Noemi y en ediciones anteriores han competido mitos como Patty Pravo, Loredana Berté, Al Bano o Fiorella Mannoia. Porque ganar Sanremo es una cosa muy seria. 

No es casual que, en los últimos años, Italia siempre haya estado en las quinielas para ganar Eurovisión. Casi lo hizo en 2019 gracias a Mahmmod y su ‘Soldi’, que quedó en segunda posición y se convirtió en un hit. Si se hubiera celebrado en 2020 probablemente hubiera conseguido el trofeo en forma de micrófono gracias ‘Fai Rumore’ de Diodato, una auténtica maravilla. Y todos recuerdan el caso de Francesco Gabbani con ‘Occidentali’s Karma’ (la canción del mono) que de tanto proclamarla como vencedora, finalmente quedó la séptima. 

En esta ocasión las encuestas sí han cumplido con las expectativas. Måneskin partía como favorita junto a Francia y Albania. Se trata de un grupo de formación reciente que ha conectado a la perfección con la rebeldía juvenil en los tiempos del covid. Se conocen desde que iban al colegio y participaron en el concurso X Factor, donde quedaron segundos. Desde el principio, los cuatro integrantes, que rondan los veinte años, Damiano David, Victoria De Angelis, Thomas Raggi y Ethan Torchio se convirtieron en portavoces de la trasgresión, con el punto justo de magnetismo y arrogancia. Reivindican a las estrellas de rock de los setenta, que no tenían que ser políticamente correctas como todos los grupos prefabricados del momento. La autenticidad, aunque sea incómoda, por encima de todo. 

Palos de ciego de España

¿Y qué pasa con España? ¿Por qué no ha sido capaz de reinventarse como Italia? Lleva siete años con unos resultados realmente penosos. Cada año la delegación de nuestro país parece dar palos de ciego: lo mismo elige al representante a través de un concurso, de Operación Triunfo o de una elección interna. No hay estrategia, no hay un plan, no hay nada. Tampoco parece existir ninguna intención de hacer autocrítica a pesar de que siempre se cierne sobre ellos algún tipo de polémica. Parece que únicamente se esfuercen por cubrir el expediente y poco más a través de canciones poco competitivas, cero arriesgadas y puestas en escena cochambrosas.  

Que la única esperanza fuera que Blas Cantó no quedara en último lugar, deja bien clara la situación. Afortunadamente para España, este honor lo logró Reino Unido en clara penalización por el Brexit, que no recibió ni un solo voto, ni de los jurados de los diferentes países ni del televoto. Pero la indiferencia ante 'Voy a quedarme' de Blas Cantó era notoria desde el principio. Ni siquiera los eurofans autóctonos iban con ella. ¿Cómo cambiar esta situación? 

Homenaje a Battiato

Todas las críticas se concentran en la delegación española, en su poca transparencia, en su escasa capacidad para reinventarse y ofrecer productos que no le interesan a nadie. Pero quizás también habría que hacer una reflexión un poco más allá. La música hace tiempo que desapareció de las televisiones. Las cadenas parecen haberse olvidado de su existencia más allá de algún programa navideño con refritos de éxitos del año con fecha de caducidad. Se ha perdido esa tradición que resultó fundamental para generar cultura musical en generaciones anteriores. Y esto también tiene consecuencias, abotargamiento y criterios vetustos. Mientras, en Italia se sigue apostando por el formato de programa musical, elevándolo a la categoría de evento televisivo en su retrasmisión de Sanremo, uniendo lo viejo con lo nuevo. Como si aquí actuara Raphael con Rosalía. 

Es bonito que Italia haya ganado Eurovisión unos días después de la muerte de Franco Battiato. El gran cantante y compositor participó en el certamen hace 37 años junto Alice con el tema 'I treni di Tozeur'. Los propios integrantes de Måneskin recordaron en una entrevista que esa actuación sigue considerándose como una de las más importantes de la historia de la música italiana. Quizás esta victoria sea el mejor homenaje por parte de la generación Z al mítico cantautor siciliano. 

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