Hablar de productos gastronómicos de nuestra isla y no hablar de la sobrassada de Mallorca sería un pecado imperdonable. Es nuestro embutido por excelencia. La amamos y la degustamos con fruición. Durante años y años, la sobrassada fue un alimento básico, la principal fuente de proteínas en nuestra dieta. Ahora, las cosas han cambiado para bien, y tenemos a nuestra disposición alimentos proteínicos muy abundantes y variados. Ahora, la sobrassada se ha convertido en una delicatessen. Sigue, por supuesto, siendo manjar de ‘berenar’ pero en los nuevos tiempos, cada vez más, se está incorporando, con excelentes resultados, en todo tipo de comidas y menús. La sobrassada es un excelente ingrediente para salsas y picadas. Aún recuerdo la picada que el tio Tomeu incorporaba al su sublime ‘Arros de peix’. La receta era muy sencilla pero exquisita. En la misma barca, fondeada a la sombra de un pino en Cala en Gossalba, rehogaba los pescados del día. Eran ‘peix roquer’: escorporas, tords, doncellas, serranos… en una olla con aceite, una cebolla, varios tomates maduros y un poco de ajo, y salpimentaba. Luego añadía el agua y dejaba hervir el conjunto unos veinte minutos; pasados estos, colaba el caldo y ‘tiraba’ el arroz. Mientras, con tiento separaba ‘ses popes’ de las espinas y las incorporaba. Cuando faltaban cinco minutos añadía una picada de perejil, almendras, ajo y un buen trozo de sobrassada, que previamente había ‘torrado en una sartén’. La sobrassada le daba un maravilloso toque sutil al arroz.

Anécdotas aparte, la sobrassada es un alimento gourmet de primer orden y, sea como sea, si lo incorporamos a nuestra dieta será beneficioso para nuestra salud. Hay que atender, por supuesto, a las cantidades que ingerimos. La sobrassada es un manjar para disfrutar.