Hubo un tiempo, allá por la década de los sesenta del pasado siglo, en que ser guía turístico en Mallorca suponía disfrutar de un trabajo estable, bien pagado y con amplias perspectivas de futuro. Con dominar algunos idiomas, inglés y alemán preferentemente, se tenía resuelto el porvenir trabajando en una profesión en la que las gratificaciones de todo orden estaban garantizadas. Fue la edad de oro de los guías turísticos, unos años en los que los profesionales del sector obtuvieron el reconocimiento del mundo turístico. Aquellos tiempos se han ido para no volver. Hoy, los profesionales que integran el Colegio Oficial de Guías Turísticos de Baleares, constituido en 2005, y único existente en España, se las ven y se las desean para subsistir decentemente. No todos lo consiguen. Padecen con mayor virulencia que otras profesiones el intrusismo, agravado por las directivas europeas que posibilitan que cualquier ciudadano de la Unión Europea, sin necesidad de acreditar titulación alguna, pueda venir a Mallorca haciéndoles la competencia, circunstancia que propician determinados touroperadores, siempre dispuestos a contratar a la baja sin que les importe la preparación del supuesto guía.

Toni Lucchese es el presidente del Colegio Oficial. Acompañado del vicepresidente, Gaspar Salom, del denominado "delegado de intrusismo", Jaume Simonet, y del abogado del Colegio, Toni Bennássar, dan cuenta de la "lamentable" situación a la que parece que irremediablemente se están viendo abocados. "La profesión esta en la UVI, y, lo que casi es peor, con ella el turismo de calidad", sentencia Lucchese. La causa hay que buscarla en la denominada Directiva Bolkestein, que desde el 2010 ha abierto de par en par las puertas al intrusismo permitiendo que "guía turístico lo pueda ser cualquiera". "Aquí -precisa el presidente del Colegio- puede venir cualquiera, un fontanero polaco, un húngaro o de cualquier país de la UE y ponerse a explicar a los turistas la Catedral si ha sido contratado por un touroperador". "Que alguien me explique qué puñetas sabe alguien venido de fuera, sin la más mínima preparación, de nuestra Catedral", añade. "Este disparate -asegura- lo estamos viviendo a diario, sin que hasta el momento haya podido impedirse".

La directiva Bolkestein

El problema se ha suscitado, explica el abogado del Colegio, porque la Unión Europea estableció las habilitaciones para poder trabajar de guías turísticos sin acordar unos controles mínimos. Para agravar todavía más las cosas, el pasado 10 de junio el Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJB) sentenció que la directiva Bolkestein es de aplicación directa, sin más trámites, con lo que, de hecho, ha dejado en papel mojado la Ley General Turística en lo que se refiere a la necesidad de que los guías turísticos dispongan de la correspondiente titulación académica y estén colegiados. Ahora basta con una simple declaración jurada formulada a posteriori a la incorporación al trabajo para poder ejercer sin ninguna traba, libremente. "Este estados de cosas -dice Toni Bennássar- ha dejado a los guías turísticos a la intemperie, prácticamente sin defensas ante el intrusismo o los intereses de los touroperadores". En la declaración jurada se tiene que especificar los idiomas que se dominan, pero sucede que nadie pone los medios para comprobar que lo que se dice en ella, se ajusta a la realidad.

El Colegio Oficial de Guías Turísticos de Balears cuenta con 245 colegiados, de los que aproximadamente 200 están radicados en Mallorca. El 60% son varones, aunque el número de mujeres está aumentando rápidamente, por lo que parece que en poco tiempo se llegará a la paridad. Gaspar Salom, expresa el pesimismo que envuelve a estos profesionales diciendo que "el intrusismo que estamos soportando prácticamente nos ha asfixiado, y lo peor es que, a raíz de la sentencia del TSJB, lo que está por venir no me atrevo a calificarlo, porque puede ser que acabe con nuestra profesión". "No sé cómo vamos a aguantar, aunque lo cierto es que cada vez nos lo están poniendo más difícil", asegura. En este punto interviene el "delegado de intrusismo". Simonet destaca que "en cualquier momento nos toparemos con que alguien que acaba de aterrizar en Mallorca y ha sido contratado por un touroperador por un sueldo de miseria está explicando a unos turistas las características de la Catedral o del castillo de Bellver, de hecho es una situación que ya se está dando". "Ya sé que parece imposible -puntualiza-, pero es la pura realidad, así estamos y, por lo que vamos viendo, así vamos a seguir estando, hasta que el cuerpo aguante, aunque todavía no hemos perdido la esperanza de hallar una solución".

Bennássar opina que le corresponde a la Administración establecer un control, aunque acepta que la directiva europea dificulta muchísimo las cosas. "Quien quiera ser guía debería tener que superar un examen, pero, claro, la sentencia del TSJB lo impide y, de paso, se carga a todo un sector profesional", dice. "Los intereses creados de los grandes touroperadores -añade- son los que están detrás de todo, especialmente los alemanes, puesto que en este país los guías no necesitan ninguna titulación para ejercer libremente".

Fue en 1964 cuando la Escuela de Turismo empezó a regular el acceso a la profesión con el resultado que hoy los guías turísticos mallorquines son los que están en condiciones de exhibir un grado de preparación más elevado. "Estamos mucho más capacitados que cualquiera que venga de otro país o del resto de España -puntualiza el presidente del Colegio-, más capacitados y mucho mejor preparados, nosotros podemos ofrecer un servicio al turista que ni de lejos pueden dar otros profesionales de nuestro sector". "Lo que pretenden los touroperadores -asegura- es que se establezca la figura del guía acompañante para que progresivamente nosotros vayamos desapareciendo, lo que quieren es que nos extingamos, y así ahorrar costes a base de ofrecer un servicio mucho más deficiente, cosa que no les importa en absoluto, puesto que a cambio de ofrecer sueldos de miseria tienen una mano de obra abundante a su entera disposición".

Gaspar Salom interviene diciendo que "se han realizado encuestas en las que queda claro que la satisfacción de los turistas con el servicio que nosotros les damos es muchísimo mayor que el que obtienen con los intrusos, y eso lo saben los touroperadores, pero no les importa, les da exactamente igual". Interrumpe Simonet diciendo que "nosotros hablamos con más de dos millones de turistas, nos relacionamos con ellos, les informamos de los monumentos que visitan, de sus características, por lo que estamos en condiciones de ofrecer a la Administración una información muy valiosa de lo que piensan, de cuáles son sus preferencias, pero lamentablemente no se nos hace ningún caso; no sé cuáles son las razones, sí sé que no se nos hace ni puñetero caso; todo lo más nos reciben amablemente , pero hasta el momento las buenas palabras no se han traducido en hechos, que es lo que estamos aguardando".

¿Cuáles han sido los cambios habidos desde los años sesenta, medio siglo atrás, hasta la actualidad? Responde Gaspar Salom: "ha cambiado todo, los años sesenta y setenta fueron para los guías turísticos los años felices, los tiempos en los que nuestra profesión estaba muy bien considerada, los años en los que trabajábamos ocho meses, incluso los doce, y lo hacíamos en condiciones respetables. Ahora es muy distinto, todo es mucho más difícil, y hay que insistir en que lo que algunos pretenden es seguir abaratando costes; en pocas palabras, explotarnos al menor precio posible". Tercia el presidente: "Es verdad, estamos en la UVI, lo que no quiere decir que ya nos hayan eliminado; sabemos que nos los ponen y nos lo pondrán muy difícil, dificilísimo, pero seguimos manteniendo la esperanza, porque, en el fondo, somos unos cabezotas y estamos convencidos de que al final no podrán con nosotros, por muchas ganas que tengan de cargarse el Colegio, que las tienen, lo podemos asegurar".

Mallorca sorprendente

Todos ellos poseen una colección de impagables anécdotas acumuladas a lo largo de años de profesión. "Algunas -destacan al unísono- no pueden ser relatadas, pero siempre y en todo momento hemos dado lo mejor de nosotros consiguiendo que nuestros clientes, en estos casos clientas, quedaran satisfechas." Hecha la salvedad, que se apresuran a decir que no pasa de ser una broma, el presidente explica que en cierta ocasión unos turistas del Inserso, a los que acompañaba en una excursión por la Serra de Tramuntana, le manifestaron su asombro, porque siempre habían creído que Mallorca era una isla totalmente llana. "No podían creerse lo que estaban viendo -cuenta-, estaban tan sorprendidos que no dejaban de preguntar por la altitud de las montañas, cuantos picos había y cómo era posible que se pudieran recorrer tantos kilómetros". Por su parte, el vicepresidente recuerda que "el mejor cumplido" que jamás ha recibido fue el ofrecido por un grupo de turistas alemanes, quienes, tras hacerles de guía a lo largo de varios días, se despidieron asegurándole que les había modificado radicalmente la idea que al venir tenían de lo que era Mallorca. "Pensábamos -le dijeron- que la isla era simplemente sol, playa y diversión nocturna, y nos hemos encontrado con una isla incomparable, algo único".

Toni Bennássar considera que en este punto es conveniente destacar que "el guía turístico constituye en estos momentos la mejor garantía contra el mamading, porque con él al frente el turista en ningún momento recalará en esa clase de locales".

¿Puede establecerse una relación entre el guía y lo que antes se denominaron picadors"? Ahí es Simonet quien, esbozando una media sonrisa, sentencia que "esto, la verdad, es que sigue funcionando, porque, como ya hemos dicho, en este aspecto el guía están en condiciones de ofrecer la máxima satisfacción, es algo que tenemos acreditado". Las carcajadas le interrumpen. Sus compañeros, por "fardón", le obligan a pagar las consumiciones argumentando que "lo que sucede es que dominamos muchos idiomas, y eso, para los que están solteros, es evidente que es una gran ventaja". "Nosotros -alega el presidente- en todo momento somos enormemente respetuosos con los clientes, porque está en juego nuestra profesión, su prestigio, que nos lo hemos ganado a pulso". "Lo de los picadors -prosigue- no deja de ser una leyenda, aunque tiene un fondo de verdad, propia de los años sesenta, ya que entonces sí era cierto que los guías turísticos tenían muchísimas facilidades para poder ligar, eran unos tiempos muy diferentes a los actuales, en muchos aspectos mejores y en otros seguramente no tanto".

Los tres guías directivos de su colegio profesional y el abogado que los asesora dicen que no están dispuestos a perder el buen humor. "Nos consuela, a pesar de que no sirva para nada, que cuando aquí ha venido una personalidad ilustre, sean los propios touroperadores los que reclaman urgentemente nuestros servicios", resaltan. Exponen el caso de la visita a Mallorca del primer ministro chino, para la cual se les solicitó de inmediato su intervención. "En los casos importantes -destacan- nuestra presencia es obligada, entonces no pueden prescindir de nosotros, lo que no deja de ser un absoluto contrasentido".

Concluyen afirmando que sus condiciones laborales son las de cualquier autónomo. "Para poder vivir -aseguran- tenemos que trabajar mucho y duro, no tenemos otra opción". "Antes, en los años previos a la crisis -precisan-, había trabajo garantizado para diez meses, pero en la actualidad a lo sumo llegamos a los siete u ocho meses, así que nos toca espabilarnos, porque de lo contrario no llegamos a fin de mes, y puede que no sean pocos los colegas que a pesar de todo no lo logran".