Pocas máquinas tienen tanta diversidad de materias primas como un coche. Desde acero, plástico y cobre pasando por vidrio y caucho, lo cierto es que reciclar un coche de forma correcta es proceso complejo. Según apunta la Federación Española de Recuperación y Reciclaje (FER), "un coche, en peso, se compone de un 70% acero, un 7% aluminio, un 2% de cobre y una amalgama de plásticos, gomas, vidrios". Todo, multiplicado por el millón de coches que anualmente se dan de baja en España.

Desde la puesta en marcha del Real Decreto 1383/2002, de 20 de diciembre sobre gestión de vehículos al final de su vida útil, se estableció una serie de obligaciones. Unas obligaciones y derechos que iban en la línea de reducir el impacto ambiental en la fabricación del coche así como facilitar el desmontaje de sus piezas para maximizar su reciclaje al final de su vida útil. En consecuencia, se vetó el uso de algunos elementos utilizados hasta la fecha como el plomo, mercurio, cromo hexavalente y cadmio en el proceso de fabricación de vehículos. Otras de las consecuencias derivadas del Real Decreto fue la obligación por parte de los fabricantes de informar a los compradores de los criterios ambientales que se habían desarrollado tanto durante la fase de diseño como de fabricación.

Paralelamente, se dio fundamento jurídico la figura del Centro Autorizado de Recuperación y de Descontaminación, en su acrónimo, CARD. Eran y son los únicos puntos autorizados para la descontaminación de vehículos al final de su vida útil. Unos centros que, desde la entrada en vigor del Real Decreto, están sujetos a autorización por parte de la conselleria de Agricultura, Medio Ambiente y Territorio del Govern de les Illes Balears para poder operar.

Centros autorizados

De esta forma, cualquier propietario de un vehículo cuando se quiere desprender de su vehículo tiene la obligación de entregarlo a un CARD, el único autorizado para realizar las bajas en la Jefatura de Tráfico. Para ello, el propietario del auto debe aportar la ficha técnica original, el permiso de circulación y su NIF. Con esta documentación, el CARD tramita la baja frente a la Jefatura de Tráfico y, a partir de este punto, el centro autorizado pasa a ser el propietario oficial del vehículo y con ello el cambio de nombre a vehículo fuera de uso. Un vehículo que tiene como único destino su reciclaje. A día de hoy operan 24 centros autorizados de descontaminación y reciclaje en Balears: diecisiete en Mallorca, tres en Menorca, tres en Eivissa y uno en Formentera.

Una vez que el coche ha sido dado de baja, se extraen las piezas que pueden revenderse como recambios. Es el caso de los coches más modernos una luna, un retrovisor o una puerta tienen una mayor demanda. Sin embargo, muchos de los coches que son dados de baja son antiguos y la demanda de piezas para modelos de seis o más años es casi inexistente.

Después de aprovechar las piezas que tendrán una salida en el mercado de segunda mano, se procede a descontaminar el coche. Es una operación en la que se extraen todos los residuos peligrosos del vehículo a fin de eliminar su peligrosidad para el medio ambiente. Y es que los residuos que generan los coches se pueden clasificar en dos grandes grupos. Por un lado los materiales de descontaminación y desmontaje y por otro los materiales de fragmentación. En el primer grupo se encuentran, entre otros, baterías, líquidos de refrigeración y anticongelante, líquido de frenos, combustibles, aceites de motor, filtros de aceite, catalizadores, neumáticos, vidrio… En cambio, en el segundo grupo, el de los materiales de fragmentación, se encuentran desde chatarra férrica como no férrica donde se comprende aluminio, cobre, zinc, plomo así como fragmentos ligeros.

Estos coches, ya descontaminados, se prensan a fin de reducir su volumen y facilitar su transporte fuera de Mallorca. ¿Su destino? Una de las 25 plantas fragmentadoras que hay en España, 220 en la Unión Europea y ninguna en Balears. Ahí el coche se ve sometido a un tratamiento mecánico que lo transforma en fragmentos inferiores a los 10 centímetros. El acero, el elemento más preciado del coche y en un porcentaje de pureza del 99%, es enviado posteriormente a las fundiciones para reintroducirse en el mercado. "El 80% del acero que utilizan las fundiciones proviene del reciclaje", afirman desde de la Federación. Los metales son reciclables al 100% y sin límite de reutilización: lo que es un coche hoy mañana puede ser una lavadora o unas vías de tren.