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SANIDAD

Dieta y caminar media hora al día cura el 80% de los hígados grasos

Un estudio de la UIB con 155 personas demuestra cómo se revierte esta patología sin tratamiento causada por una acumulación de grasa en este órgano y que afectaría al 30% de la población balear

Tur junto a los ultracongeladores donde almacena las muestras. Diario de Mallorca

Una dieta continuada rica en grasas provoca que el hígado se sature de esta sustancia y deje de funcionar correctamente, patología que se estima que afecta al 30% de la población mundial y al 80% de las personas consideradas obesas, porcentajes que son extrapolables a Balears, comienza Josep Tur, catedrático de Fisiología de la UIB y director del grupo de investigación en Nutrición Comunitaria y Estrés Oxidativo integrado en el CIBEROBN del Instituto de Salud Carlos III y del Instituto de Investigación Sanitaria de les Illes Balears (IdISBa) que han realizado un estudio experimental sobre esta enfermedad conjuntamente con la Universidad de Navarra en el que han participado 155 personas, la mitad de ellas en Mallorca.

Un estudio que ha concluido que seguir lo que se conoce como dieta mediterránea, una ingesta rica en vegetales, frutas y legumbres condimentada con aceite de oliva, no solo mejora en un 20% los casos de hígado graso sino que se mantiene la mejoría. Y que si esta alimentación saludable se combina con «media hora de actividad física no extenuante al día pero preferentemente aeróbica, básicamente caminar esforzándote un poco, sin que te permita mantener una conversación», acota el director de la investigación, se revierte el daño hepático en un 80% de los casos.

Tur explica que el hígado graso no alcohólico se produce cuando la grasa se acumula en las células del hígado conocidas como hepatocitos, que se hinchan provocando cambios en el funcionamiento del órgano que el catedrático recuerda que es una máquina perfecta para detoxificar el organismo (eliminar tóxicos) así como el encargado de regular los niveles de colesterol.

«Cuando el hígado se carga de grasa, algunas de sus células mueren y cicatrizan quedando esa parte del órgano inservible ya de forma irreversible, produciendo lo que se conoce como fibrosis hepática», relata cómo se desarrolla la patología.

Mortal sin un trasplante

El daño hepático se puede medir mediante una agresiva biopsia o con una resonancia magnética, «con la que consigues una foto tridimensional del hígado que te permite medir la grasa que se ha acumulado así como las partes en las que ya hay fibrosis», explica el catedrático revelando que hay diferentes niveles de gravedad pero que si «hay grasa en el 22,1% del hígado, ponte las pilas porque estamos ante un caso severo que si evoluciona hasta el 70% se convierte en una enfermedad mortal que solo se evita con un trasplante».

«No hay tratamiento farmacológico, pero hemos comprobado que con la dieta y el ejercicio se reducen un 80% de los casos. Y lo corroboramos durante la pandemia al constatar que durante los meses de confinamiento en los que los voluntarios no pudieron salir a caminar, se produjo un empeoramiento general», revela este catedrático orgulloso de una investigación en la que se ha medido de forma real la grasa hepática de los voluntarios con las costosas resonancias magnéticas sufragadas gracias al dinero llegado de la Marató de TV3.

Sobre el perfil de las personas que usaron en su estudio, Tur revela que recurrieron a aquellas que tenían sobrepeso alto u obesidad, con edades comprendidas entre los 40 y los 55 años, sin prevalencia de ningún género, y que ya tenían un diagnóstico o sospecha de hígado graso en función de sus analíticas. De los 237 candidatos iniciales se rechazaron a 82 que no cumplían estos requisitos y a los 155 restantes se les realizaron hasta 3 resonancias magnéticas para obtener unas conclusiones que ya han sido publicadas en tres revistas científicas de renombre mundial.

Tur concluye resaltando la importancia del estudio de una enfermedad que tiene una relación directa con la obesidad, la diabetes y las disfunciones renales.

Gana posiciones para ser el principal motivo de trasplante hepático

El jefe de Cirugía General y Digestiva de Son Espases, el doctor Xavier González, uno de los principales impulsores del programa de trasplantes hepáticos puesto en marcha en el hospital de referencia a finales del año pasado, admite que los pacientes severos con hígado graso o con esteatosis hepática, como alude a esta patología de forma más técnica, serán en breve unos de los principales candidatos a este tipo de intervención una vez que se han generalizado los tratamientos farmacológicos para curar la hepatitis C.

El especialista, que revela que los donantes con un 30% de grasa en el hígado son descartados para estas intervenciones, detalla que gracias a los nuevos medicamentos ahora ya están realizando trasplantes hepáticos a personas con «enfermedades malignas», básicamente tumores (hepatocarcinomas) mientras que antes eran descartados por el escaso número de órganos disponibles para los trasplantes.

El doctor González, que revela que se están realizando ensayos clínicos para ver la idoneidad de someter a estos trasplantes cuando la extensión (metástasis) de un cáncer de colon afecta al hígado, apunta que los candidatos (al trasplante) con hígado graso serían aquellos en los que esta enfermedad evoluciona a cirrosis y este órgano vital para la regulación del organismo ya no cumple su función.

 

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