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La fuerte demanda de vivienda usada está impulsando su precio al alza.MANU MIELNIEZUK

La compra de pisos usados vuelve a cifras de la burbuja inmobiliaria

Durante los primeros cuatro meses de 2022 se han comprado en las islas 6.018 viviendas de las que 4.967 eran de segunda mano

Durante los primeros cuatro meses de este año se han comprado en Balears 6.018 viviendas, una cifra que supera en un 57,2% la de 2021. Pero quizás es todavía más significativo que 4.967 de ellas eran residencias de segunda mano, lo que no solo supone un aumento del 63,5% respecto al pasado ejercicio, sino que coloca ese número por encima de 2007, cuando todavía se vivía la burbuja inmobiliaria, según los datos facilitados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La presidenta del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de las islas, Natalia Bueno, reconoce que el mercado de los pisos usados está viviendo una presión excesiva y que no tiene parangón en otras autonomías, lo que está haciendo que ya haya municipios de Mallorca en los que no existe ni una residencia de este tipo disponible.

Los datos aportados ayer por el INE sitúan las ventas en el archipiélago durante abril en las 1.244 viviendas, con un crecimiento del 33,3% respecto al mismo mes de 2021, el aumento más acentuado de todo el país y que casi triplica la media española, de un 11,9%. Pero no se trata de una tendencia excepcional durante un mes, porque si se suma el primer cuatrimestre del presente ejercicio, el resultado son las citadas 6.018 residencias con ese incremento acumulado del 57,2%. Hay que remontarse a 2007, justo antes de que la burbuja inmobiliaria estallara, para encontrar un número superior, cuando en sus cuatro primeros meses se alcanzaron las 8.419 transacciones.

El problema radica en que en estos momentos la escasez de vivienda nueva en el mercado está trasladando toda la presión a las residencias de segunda mano. En estos cuatro primeros meses de 2022 se han vendido 1.051 inmuebles de nueva edificación, con un crecimiento muy intenso de un 32,8% respecto al mismo periodo del pasado ejercicio. Pero a esta cifra hay que sumarle las 4.967 de segunda mano, con un alza del 63,5%. Eso supone que de cada seis ventas, cinco corresponden a residencias usadas. Y ahí radica una de las principales diferencias respecto a lo que sucedió en 2007.

Durante ese último año, las ventas alcanzaron las 4.045 viviendas nuevas y las 4.374 de segunda mano, lo que conllevaba un equilibrio entre ambos mercados.

Natalia Bueno subraya que esta situación ha derivado en un serio problema de escasez de producto disponible, y señala como prueba de ello el aumento del ‘buzoneo’ que algunas inmobiliarias o intermediarios hacen al dejar publicidad ofreciéndose para comprar pisos usados en la zona, prueba de que se están quedando sin residencias para ofrecer a sus clientes.

Eso está provocando que al mismo tiempo se registre una escalada en los precios «que va a terminar por estallar», según lamenta la presidenta de los agentes de la propiedad inmobiliaria. Prueba de ello, apunta, es que sea extremadamente difícil encontrar un piso de segunda mano en Palma por menos de 200.000 euros, salvo en zonas muy degradadas como la barriada de Son Gotleu.

La escasez de vivienda en venta no hace más que agravar también el problema del mercado del alquiler, con un déficit de residencias en oferta y con unos precios que son inasumibles para buena parte de la población.

«Estamos generando un problema muy serio en Balears, porque ha llegado un punto en el que la gente no tiene donde meterse», critica la representante de los agentes de la propiedad, y pone de relieve que el efecto indirecto de todo ello es el aumento del chabolismo, de la ocupación de inmuebles y de las personas que se decantan por residir en autocaravanas.

Porque la demanda no deja de crecer, subraya, debido al aumento de la población, del impulso del mercado laboral, del alza del turismo, de las posibilidades que ha abierto el teletrabajo para poder residir en la isla aunque la empresa este en otro país o de situaciones personales como las rupturas de las parejas que provocan que uno de sus miembros se vea en la necesidad de disponer de una nueva residencia.

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