El doctor Julio Velasco, uno de los puntales del hospital de referencia de esta comunidad no en vano es el máximo responsable de dos de las actividades más trascendentales, la coordinación de los trasplantes y la jefatura de la unidad de cuidados intensivos, está deshojando la margarita. Cumplió los 65 el pasado mes de julio y, pese a que podía haberse jubilado, no lo ha hecho por responsabilidad y por falta de relevo.
«Creo que todavía puedo aportar algo y aún no tengo claro si prolongaré algo más mi actividad», señala revelando que podría hacerlo hasta los 70 años (una medida adoptada para contrarrestar la falta de profesionales de la que adolece este país por las malas condiciones laborales y económicas que ofrece a sus médicos) y descartando que el Servei de Salut le ofrezca la posibilidad de quedarse bajo la figura contractual de médico emérito, esto es, facultativos ya jubilados que por su relevancia o pericia permanecen en el Servei como «asesores» de las nuevas generaciones de su especialidad.
El problema radica, como ya se ha dicho, en la actitud responsable que adopta Velasco en la toma de todas sus decisiones. «Ha sido un año muy difícil para buscar el sucesor más idóneo. Quiero hacer el traspaso de forma correcta y con tranquilidad. Hay que hacerlo así porque son dos servicios muy sensibles (en alusión a la jefatura de la unidad de críticos y a la coordinación de los trasplantes que se realizan con pacientes salidos de la UCI), dos cargos muy importantes», sopesa.
Preguntado sobre si ya tiene decidido quién va a ser su sucesor, Velasco responde con cautela que sí, pero subraya que no lo ha podido «preparar adecuadamente» (el traspaso) por la covid. «Me lo replantearé todo durante estas vacaciones», concluye el intensivista jefe.