La empresa biofarmacéutica Sanifit, fundada hace más de diez años por dos estudiantes de la UIB, Joan Perelló y Bernat Isern, optará a cien millones de euros en diferentes convocatorias de los fondos europeos de recuperación Next Generation. Esta biotecnológica, ubicada en el Parc Bit, espera con este empujón económico acelerar el desarrollo de un medicamento para combatir la calcifilaxis y la afección arterial periférica, dos enfermedades raras y muy graves que afectan a enfermos del riñón.
«Estamos estructurando un proyecto de cien millones de euros para, por primera vez en España, desarrollar y completar el ciclo de un fármaco nacido en una universidad pública. Tiene mucha trascendencia porque aquí nunca ha pasado que un producto haya completado todos los ciclos, desde el académico hasta su desarrollo, y esté en disposición de llegar a los enfermos», explicó ayer Joan Perelló, CEO de Sanifit.
«Es un proyecto de tres y medio a cuatro años y nos queremos presentar a diferentes convocatorias que ahora saldrán. De momento hay muy poca información, no conocemos los formatos ni las cuantías, pero estamos muy interesados en proponerlo. Nosotros, como empresa privada, financiamos una parte muy sustancial, pero nos gustaría que una parte importante viniera de Europa porque este esta es una apuesta transformadora», añadió Perelló, que cuenta con el asesoramiento de la consultora Disset.
El núcleo del proyecto es el fármaco SNF472, un producto que promete salvar muchas vidas de pacientes con problemas renales. «Ambas enfermedades tienen en común que provocan estructuras de calcio en las arterias. Y el calcio solo debe estar en los huesos y en los dientes. En el caso de la calcifilaxis, impide la circulación de la sangre en las arterias, el tejido se muere con lesiones que se infectan y fallecen el 55% de los enfermos el primer año», explicó el CEO de Sanifit sobre una afección que sufren 10.000 personas entre Europa y Estados Unidos.
En el caso de la enfermedad arterial periférica, que padecen 350.000 personas en ese mismo espacio geográfico, el calcio surge en las arterias de las piernas, provocando problemas de movilidad y fuertes dolores. «Nuestro producto es un inhibidor de esa calcificación », valoró Perelló.
Los fondos europeos supondrían acortar los plazos para que el fármaco esté a disposición de todos los pacientes, no solo de los que ya participan en ensayos clínicos. «El estudio de la calcifilaxis está en fase 3. Los fondos permitirían completarla y hacer todo el trabajo regulatorio para su aprobación por las distintas agencias del medicamento. En el caso de la enfermedad arterial periférica, pondríamos en marcha el estudio clínico en hospitales de diferentes países», subrayó este experto.
Hasta ahora este proyecto con ADN mallorquín ha recibido una inversión de 150 millones de euros, la gran parte capital privado. «No se me ocurre un mejor momento que este para apostar por la innovación y la investigación», valoró Perelló, que espera acelerar al ritmo de la locomotora europea.
