Diario de Mallorca

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Pere J. García Doctor en Historia

«Solo los ecologistas y libertarios intuyeron el fracaso del modelo turístico»

«1976 fue el año en que hubo más manifestaciones y huelgas en Balears»

Pere J. García posa con su libro.

Pere J. García publica ‘Menys vividors, més feina! Les lluites per al treball a la Mallorca de la Transició’ en la editorial Calumnia

¿De dónde proviene el título de su libro?

Fue un grito de protesta que los miembros de la Asamblea de parados tomaron como suyo cuando ocuparon el ayuntamiento de Palma a finales de los años setenta del siglo pasado. Con ese lema querían exigir políticas a favor de la creación de puestos de trabajo.

¿Dónde podemos decir que empieza esa crisis de trabajo que ha motivado su estudio?

Debemos remontarnos a la crisis del petróleo de 1973, justo después de la guerra que mantuvieron en los Altos del Golán diferentes ejércitos de Oriente Medio contra Israel, la llamada guerra del Yom Kippur. Esa crisis vino motivada por la negativa de los países del Golfo Pérsico a vender petróleo a los aliados de Israel. Al subir el precio del crudo se desencadenó una fuerte subida de precios que afectó, y mucho, a nuestro monocultivo, el turismo. Dejaron de venir turistas, con lo cual se desencadenaron altos índices de paro.

¿De qué cifras hablamos?

Pues comparadas con hoy serían irrisorias, ya que en 1975 había en Mallorca solamente cinco mil parados, ahora bien, en 1980, año en el que se firma el Estatuto de los trabajadores, ya debemos referirnos a cuarenta y dos mil, cosa que a priori puede parecer paradójica, aunque tiene su lógica visto desde un punto de vista estrictamente capitalista. En el capitalismo, para que algunos crezcan otros deben vivir de forma precaria. Y ese modelo se inicia durante la transición, primero con los Pactos de la Moncloa y luego con los Pactos sobre el empleo. Con todo ello se abarata el despido y se disminuye el poder adquisitivo de los trabajadores. Es un proceso que si bien podemos saber cuándo se inicia, no cuándo va a acabar, pues hoy todavía perdura.

¿Nadie habló de cambiar o diversificar nuestro modelo económico?

En aquel momento prácticamente ninguna voz se alzó en contra de ese monocultivo económico, solamente algunas instituciones ecologistas y libertarias intuyeron el fracaso del modelo, basado exclusivamente en el turismo. Sí es cierto que existía entonces cierta industria pero, con la crisis petrolífera se acabó de sentenciar. El boom que se inició en los sesenta hacía que nadie pensara en otra cosa que no fuera en obtener riqueza a través del turismo. Estábamos borrachos y no veíamos nada más.

¿Qué otros factores contribuyeron a la pérdida de puestos de trabajo?

Entre otros, uno muy curioso: la institución generalizada de bufetes de comida en los hoteles. A partir de la crisis de los setenta, los empresarios hoteleros pensaron que, implantando el modelo de autoservicio, podían reducir la mano de obra. Y eso llegó para quedarse.

¿Y el tema de los fijos discontinuos?

Inicialmente, antes de la crisis, muchas personas trabajaban durante ocho meses en un hotel y el resto en otros ámbitos como la construcción, pero al llegar la crisis, en los setenta, la mayoría dejaron de compatibilizar dos trabajos y de forma mayoritaria no vieron mal la creación de esa figura del fijo discontinuo. Los mismos trabajadores tenían así la certeza de que serían nuevamente contratados al llegar la temporada siguiente.

En su opinión, ¿cuál es el papel que jugaron los sindicatos?

Pasaron de querer romper con todo lo que significaba el régimen en 1975 y pedir condiciones óptimas para los trabajadores a aceptar que no convenía tensar la cuerda demasiado, por eso dejan muchas de las exigencias y firman acuerdos que van en detrimento de los propios trabajadores, todo con la excusa de consolidar la incipiente democracia. Como ejemplo tenemos a Comisiones Obreras que después del 23-F firmó acuerdos con los que estaba radicalmente en contra hasta esa fecha.

¿Cómo fue el paso del sindicalismo vertical al democrático?

UGT se negó a participar en las elecciones verticales, en cambio Comisiones sí participó. Aunque después, una vez desmontada la estructura sindical franquista en 1977, hubo mucha rivalidad entre los diferentes sindicatos para obtener representación, ya que tener más delegados implicaba más ingresos.

Otro elemento clave en aquella época fue la Iglesia.

Sin duda. La Iglesia, en aquel momento, estaba dividida, con un sector amplio que se había declarado a favor del cambio democrático y de los derechos de los obreros. Así que los trabajadores aprovecharon esa línea de pensamiento y se reunieron, en el mes de enero de 1976, con los estamentos religiosos en el Palacio Episcopal para pedir la intermediación directa del obispo. También ocuparon la iglesia palmesana de Sant Miquel en un acto que duró dos días, hasta que la policía consiguió sacarlos fuera. Ese acto fue considerado uno de los más importantes de entre los que se hicieron en aquella época, que fueron muchos, como manifestaciones y caminatas. El encierro de trabajadores en Sant Miquel, dos meses después de la muerte de Franco, fue un pulso clave a las administraciones y tuvo el apoyo, casi unánime, de la población. El primer semestre de 1976 fue la época en la que se sucedieron más actos de reivindicación popular y más huelgas de toda la historia reciente de Balears.

¿Qué representó la creación de la Asamblea de parados?

Hay que situarla en 1978 dentro de un contexto de reivindicaciones. La Asamblea, a través de movimientos y actos concretos, consiguió que las administraciones intervinieran a la hora de crear puestos de trabajo.

¿Y La Sapiència?

Otro centro que tuvo un gran protagonismo y jugó un enorme papel. Junto a la Asamblea luchó para dignificar el trabajo. Como albergue, con Jaume Santandreu al frente, realizó terapias ocupacionales y trabajos de ayuda a las personas más marginadas. Pero vieron que sin acciones contundentes las instituciones públicas no les tenían en cuenta. Gazà y el Hospital de nit también fueron iniciativas más que loables y que ayudaron mucho en aquellos momentos.

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