La que vale, vale, y la ministra Reyes Maroto ha sido colocada por La Moncloa como segunda de Ángel Gabilondo en la campaña de todos contra Isabel Díaz Ayuso. Para arrebatar Madrid a la derecha. O ¿la lectura ha de ser que Pedro Sánchez la aparta de la gestión en plena crisis del sector turístico porque ya no convence ni conviene?

Los empresarios vieron la llegada de Maroto (Medina del Campo, Valladolid, 1973) con escepticismo ante otro ministro que no manejaría en exclusividad al sector que más aporta al PIB. Con todos los gobiernos se han quejado de que el turismo se deja como segundo plato. En plena crisis, la titular de la cartera, exdiputada en la Asamblea de Madrid (2015-2018) entra en la campaña. Si ganan los progresistas, será la mano derecha, vicepresidenta económica, de Gabilondo. Si pierden, seguirá siendo ministra. El sector ve con suspicacia esta maniobra. Unos con descontento, por ser «otro desprecio» en la mayor crisis que se ha enfrentado. Otros, opinan que «mejor» que se vaya, y su lugar lo ocupe Fernando Valdés. El madrileño fue ascendido a secretario de Estado de Turismo después de que Bel Oliver fuera apartada del cargo el verano pasado. Al relevo de la mallorquina se sumó la llegada de una nueva dircom con experiencia con la exministra Leire Pajín.

Maroto se sacó un as de la manga, el plan de choque ante la quiebra de Thomas Cook, entonces la peor hecatombe vivida. Contentó a empresarios y a los trabajadores afectados, con los que se reunió en Palma. Para unos, su carácter dialogante es un plus, para otros su verborrea exaspera, a su equipo les pone en aprietos porque no hay manera de cumplir agendas. Escucha hasta al apuntador. Gabriel Escarrer ha sido su valedor por su actitud. Carmen Riu, como acostumbra, directa, dijo en marzo que todavía no había hablado con ella. Unas semanas después, coincidieron en la macrorreunión en Platja de Palma con Francina Armengol y el sector. Riu no intervino. Maroto, se extendió, como siempre.