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Joan Mayol: «Lo que protege la Serra de Tramuntana no es un papel de la Unesco, sino nuestras actuaciones y las de los organismos»

El biólogo mallorquín publica un libro sobre Miramar, aunque en el fondo es una mirada sobre toda la Serra de Tramuntana. Se titula 'Miramar, el primer parc natural d'Europa', lo ha editado Lleonard Muntaner y ya está en las librerías

Joan Mayol | El biólogo mallorquín publica un libro sobre Miramar, aunque en el fondo es una mirada sobre toda la Serra de Tramuntana.

«La acción humana puede añadir valores al medio ambiente como las ‘marjades’ o incluso los conciertos en el Torrent de Pareis», afirma Mayol

¿Realmente Miramar es el primer parque natural de Europa?

Desde el punto de vista legal, evidentemente no, pues no tiene el calificativo administrativo de Parque Natural, pero sí lo es de hecho, pues tiene las características que deben tener ese tipo de zonas. Un Parque Natural tiene además un papel dinamizador de la economía local. Pensemos en Canarias, que durante el franquismo ya tuvo sus parques que le ayudaron a crear valor y puestos de trabajo.

Para entender la conservación de Miramar, ¿debemos remontarnos al Arxiduc?

El Arxiduc hizo una gran labor en todo ese territorio ya que dio uso público y gratuito a una amplia zona de propiedad privada. Nada parecido había en la Europa de su tiempo. Abrió quilómetros de itinerarios, construyó miradores y refugios y además permitió que los visitantes pudieran incluso dormir en algunas casas como Ca Madó Pilla. También redactó unas guías de visita muy útiles. El Arxiduc dio trabajo a centenares de personas en ramas como la construcción, la agricultura y el cuidado del medio ambiente.

Cuando se refiere a Miramar, ¿a qué se refiere exactamente?

El Arxiduc denominaba Miramar al conjunto de sus fincas. Daba el nombre particular de una de ellas, al todo. Pensemos que en la finca que lleva ese nombre estuvo la primera imprenta de Balears, también la escuela de Ramon Llull. Miramar fue la primera possessió que compró el Arxiduc.

¿Qué ha representado el hecho que la UNESCO considerara la Serra patrimonio de la humanidad?

Ha sido el final de una larga trayectoria de peticiones y reivindicaciones. Ahora bien, un calificativo o una declaración a base de un decreto es papel mojado si no se realizan otras medidas. Está muy bien como reconocimiento, pero luego está el cómo se ejecuta la conservación. Debemos consensuar actuaciones que impliquen a todas las administraciones, incluidos los ayuntamientos. No es un papel de la Unesco lo que protege la Serra, sino las actuaciones de cada uno de nosotros y de los organismos.

¿Y la propiedad privada?

Solamente el 10% de la Serra es de propiedad pública. Los otros propietarios deben jugar un papel importante, entre otras cosas deben facilitar el acceso de los visitantes, y éstos deben ser, por otra parte, respetuosos, cosa que no siempre pasa. Hay mucha suciedad en la Serra y es producto del incivismo.

¿Cómo podemos compatibilizar turismo y defensa del medio natural?

Por lo que a conservación se refiere, el turismo es el dios Jano, pues tiene dos caras. Por una parte y como elementos positivos, tenemos que puede crear trabajo, y, además, bien gestionado, el turismo de naturaleza no implica la extracción de recursos naturales: entre turismo y canteras, nos quedamos con lo primero. También, ese tipo de turismo es exigente con la conservación. Una naturaleza degradada lleva a un turismo degradado. Ahora bien, entre los aspectos negativos están la masificación, que puede colapsar incluso la propia calidad de la oferta turística.

¿Cómo conjugamos conservación y disfrute?

Primero siendo muy estrictos con los derechos de los payeses y propietarios. El disfrute pasa por respetar la propiedad de otros. No podemos tomar nada, ni fruta siquiera, de los árboles que otro ha cultivado. Pero también deberíamos conseguir que el uso público pueda convertirse en una ganancia para el propietario particular: si una finca puede dar determinados servicios le interesará mimar al visitante y cuidar el entorno. Hay demasiada burocracia para conseguir eso en la Serra. La Serra nos aporta más de lo que recibe y las administraciones deben compensar ese desequilibrio.

La Serra es una zona inicialmente hostil para la agricultura. ¿Podemos decir que la mano del hombre la ha domesticado en este sentido?

Claramente sí. Para empezar, la construcción y mantenimiento de las marjades (bancales) se puede calificar de epopéyica. Según los estudios realizados por el departamento de Geografía de la UIB, en la Serra tenemos cuarenta mil quilómetros lineales de marjades, es la longitud del ecuador de la Tierra. Un esfuerzo de generaciones que ha hecho posible que la Serra sea cultivable. Y, además, ese trabajo titánico ha restado erosión a las montañas, que no la han sufrido como en otras latitudes mediterráneas. Es necesario des de la propiedad privada, pero también des de los organismos públicos, mantener y conservar las marjades de la Serra.

«Lo que protege la Serra de Tramuntana no es un papel de la Unesco, sino nuestras actuaciones y las de los organismos»

«Lo que protege la Serra de Tramuntana no es un papel de la Unesco, sino nuestras actuaciones y las de los organismos»

Equilibrio con la naturaleza, ¿es un oxímoron?

Es evidente que la especie humana necesita tomar elementos del medio natural para subsistir y la biosfera tiene mecanismos para compensar esa pérdida de recursos, eso sí, hasta cierto nivel. Si nos pasamos, entonces es cuando la naturaleza sufre.

Se han considerado paralelismos, incluso usted mismo lo ha hecho en alguna ocasión, entre la Serra y el Yellowstone americano. ¿Qué hay de cierto en esa comparación?

La creación de parques nacionales es una gran contribución norteamericana a la conservación del medio ambiente. Yellowstone fue el primero. Y además esa conservación se hizo sobre los cambios que ya habían hecho los habitantes anteriores como los indios americanos, que debían transformar espacios hostiles en otros en los que pudieran pastar sus rebaños de búfalos.

Miramar es un entorno humanizado, hay estructuras realizadas por el hombre como caminos, viviendas, miradores. ¿Cuándo podemos decir que una construcción está integrada?

El valor de un elemento no natural tiene un componente cultural. Nosotros, la sociedad, la tradición le damos ese valor. Por eso es importante no sacralizar la naturaleza por sí misma. Me parecen exagerados los principios de la Deep ecology que preconiza la no intromisión del ser humano en los paisajes naturales. La acción humana puede añadir valores al medio ambiente como es el caso que ya hemos mencionado de las marjades o incluso los conciertos en el Torrent de Pareis. La manipulación del paisaje no siempre es negativa y en algunos casos favorable. Además, hay construcciones que no se entienden sin el entorno que las sostiene, lo que hace que se conserve. La carretera de sa Calobra, por ejemplo, es un monumento paisajístico. De todas maneras, no podemos idealizar el pasado, hace años también se manipuló y se destruyeron entornos naturales.

¿Qué diferencia la protección urbanística de la ambiental?

La urbanística es una parte de la ambiental. Las dos son necesarias, aunque nos fijamos más en la urbanística ya que los desastres en ese campo nos impactan más. Ahora bien, no trabajar la tierra de forma adecuada, también tiene sus elementos catastróficos. Le pondré otro ejemplo: no contener la plaga de cabras salvajes en la Serra es una aberración y se ha convertido en su primer factor de degradación.

Corfú es a Durrell como la Serra es a x. ¿Quién es esa x?

Sin duda el Arxiduc. Amó la Serra y nos dejó un legado inestimable. El Die Balearen es un auténtico tesoro.

¿Dónde situamos aquí el Foment del Turisme?

Tiene una trayectoria muy interesante. Durante mucho tiempo tuvo una dimensión ecologista elogiable y dio a conocer a miles de mallorquines la riqueza de nuestro patrimonio natural. El camino que sube al Massanella fue construido por el Foment. Ahora bien, cuando da apoyo incondicional al turismo de masas es cuando pierde su esencia.

¿Y a Miquel Dels Sants Oliver?

Un Homenot en el sentido que da Pla a esa palabra. Pensaba que el Arxiduc debería haber dejado Miramar a Mallorca. Él, junto a otras personalidades de la época como Joan Alcover, impulsó que esa zona fuera considerada Parque nacional, sin conseguirlo.

¿Miquel Morey?

Hay que valorar su aportación, como ecólogo que fue, a la conservación de los espacios naturales de Balears.

¿Mateu Castelló?

Profesionalmente, un padre para mí.

¿Gabriel Alomar?

Un arquitecto con conceptos muy modernos y que gracias a ellos se implantó la primera normativa que evitó desastres.

¿Parietti?

Otro visionario. Ideó la carretera de Formentor, por ejemplo, que es otro pequeño milagro.

¿El GOB?

Qué puedo decir si tengo el carnet número 1. Ha hecho una labor impagable y esperemos la siga haciendo durante muchos años más. Gracias al GOB, por ejemplo, se paró el hotel de Monnàber que el Consell acabó dinamitando.

¿Qué Serra quiere Joan Mayol?

La que, con el marco paisajístico que tiene ahora, sea capaz de garantizar un buen nivel de vida a sus habitantes, pero sin perder ninguno de sus valores naturales.

Joan Mayol presenta ‘Miramar el primer parc natural d’Europa’, una obra que pone el foco en Miramar y en la propia Serra de Tramuntana.

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