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CRÓNICA

Ramadám: Rezo antes del toque de queda

Los musulmanes de Mallorca inauguran el mes del Ramadán condicionados por las restricciones de movilidad y de aforo en las mezquitas u «Antes repartíamos comida a 200 fieles, este año solo hemos podido ayudar a 40», lamenta Abderrahim

Inicio del rezo en la mezquita Ihsan.

La nutrida comunidad musulmana de Mallorca inauguró ayer su segundo Ramadán condicionado por la pandemia. Las restricciones de aforo y el toque de queda alterará sus rutinas, pero tendrán mayor margen de maniobra que el año pasado, cuando celebraron su mes de ayuno en pleno confinamiento domiciliario.

La mezquita Ihsan, una de las dos que se ubican en la calle del Regal de Palma, en el corazón de Son Gotleu, recibió a sus fieles minutos antes del rezo de las 20:30. Es el momento en el que el sol se pone y pueden romper el ayuno diario que se imponen durante el mes que durará el Ramadán.

La actividad en el interior de esta y el resto de mezquitas de la isla va a verse seriamente afectada por unas restricciones de aforo que obligará a programar varios turnos de rezo al día, con distancias y mascarilla, tal como explicó a este diario Francisco Javier Jiménez, presidente de la Liga Musulmana de Balears y miembro del centro Ihsan.

Higiene de manos antes de entrar en la mezquita. M. Mielniezuk

Un reparto devaluado

Para adaptarse a las circunstancias, los musulmanes han optado por juntar las dos últimas oraciones del día y celebrarlas seguidas para cumplir con el toque de queda que restringe la movilidad a partir de las 22:00 horas. Hace tiempo que esta comunidad reclamaba al Govern flexibilidad para que les permitiera celebrar el último rezo superado el horario permitido apelando a la libertad de culto, pero el Ejecutivo autonómico no ha hecho excepciones.

También se vio alterado el reparto de alimentos, una tradición que este año ha tenido que salir de la mezquita de Ihsan para trasladarse a la cercana cafetería Marrakech. «Antes de la pandemia repartimos comida para doscientas personas, este año no han llegado ni a cuarenta», lamentó ayer Abderrahim, encargado de la distribución.

Abderrahim repartió menos bolsas de comida que antes de la pandemia M. Mielniezuk

Los miembros de la mezquita aportan una cantidad para comprar la comida, pero por la crisis económica ha habido muchas menos contribuciones. «Es una pena porque atendemos a los fieles que lo pasan peor y que incluso no tienen donde dormir», explicó Abderrahim. Repartió a los musulmanes que se acercaron a la cafetería arroz, carne, verdura, dátiles y una sopa «muy nutritiva para después del ayuno».

El Ramadán se prolongará hasta el próximo 12 de mayo. El fin de este mes sagrado coincide con un rezo colectivo que en Palma en los últimos años se ha celebrado en el polideportivo Germans Escalas, a día de hoy uno de los centros de vacunación masiva. Ahora la batalla de la comunidad musulmana es poder celebrarlo con normalidad.

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