Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Boulevard | «Queremos ser tratados como turistas en nuestra propia tierra»

La delegación del Gobierno informa de que su vigilancia de la covid en aeropuertos era un fraude, y que ahora se vigila lo que se había anunciado que ya se vigilaba, y que tampoco se vigilará

‘À toute épreuve’, poemario de Paul Éluard ilustrado por Miró, se vende en Christie’s por 170 mil euros, triplicando su estimación.

Si necesita un influjo optimista, llevamos un año sin DJs, la plaga auditiva. La esencia de los manifiestos contra el turismo de masas rezaba que “No queremos ser tratados como turistas en nuestra propia tierra”. Una vez que el Govern ha suscrito a través de Patricia Gómez Picard nuestras tesis del pasado domingo, sobre los parias locales que estorban a los aristocráticos visitantes extranjeros, habrá que retocar la pancarta: “Queremos ser tratados como turistas en nuestra propia tierra”.

El turismo es la esencia de la movilidad, pero Gómez Picard ha inventado el turista quieto parado. (¿Puede explicarnos por qué malgasta una sección con indocumentados?). De acuerdo, vayamos con políticos acreditados. Sonroja ver al omnímodo Negueruela evitando la mención explícita a la vigilancia policial de hoteles, mientras el Govern exalta su ensañamiento con los consumidores locales de la restauración. ¿Cuántos policías han actuado en hoteles, como lo han hecho en terrazas de bares?

Para los extranjeros, Negueruela apela «a la responsabilidad personal». A los aborígenes, garrotazo y multa. El conseller recuerda que los turistas habrán de cenar en el restaurante del hotel como si fuera una restricción, cuando es otra discriminación contra los nativos, que no pueden visitar a esa hora ningún establecimiento de restauración. Sobre los no convivientes que comparten alojamiento, la representante de los hoteleros de Playa de Palma divaga sobre «las habitaciones que toquen», sin mayores precisiones. Que levante la mano quien confíe en que el hotel expulsará a los turistas no convivientes del establecimiento, y los devolverá a su país de origen.

Marga Frontera, la ínclita responsable del Govern para la covid, les regala una coartada a los turistas que lleguen en masa, señalando que tendrán que distribuirse en mesas separadas de cuatro. Bonita forma de burlar su propia norma, con otra artimaña que tampoco se autoriza a los nativos. En una casa, también se podrían montar mesas de cuatro en distintas habitaciones. En fin, los alemanes brindarán en Mallorca al grito de «¡A la salud de Pfizer

En cuanto a la delegación del Gobierno, informaba el miércoles de que su vigilancia de la covid en aeropuertos era un fraude, y que a partir de ahora se vigila lo que se anunció que se vigilaba desde meses atrás. Y que tampoco se vigilará, porque no hay medios suficientes para la vigilancia anunciada. Ahora resulta que los controles eran «aleatorios» o sea inexistentes, precisión escamoteada en su día.

Los funerales y bodas aguantan cualquier exceso, pero un alcalde de Palma no puede fotografiarse en público abrazando a otra persona mejilla contra mejilla, incurriendo en el comportamiento que obliga a perseguir a su policía. Es tan cómodo culpar a los jóvenes de los errores propios. O dicho del revés, por qué los ciudadanos no pueden seguir el emotivo ensiemplo táctil de José Hila.

Los defensores de la vacuna AstraZeneca aseguran que otros procedimientos médicos originan más trombos. En primer lugar, que el alcohol cause más muertes que el tabaco no justifica la nicotina ni viceversa. A continuación, y dado que otras enfermedades también causan más muertos que el coronavirus, eliminemos las restricciones. No es lo mismo asumir la probabilidad de contraer una enfermedad que inyectarse una probabilidad adicional de enfermar.

Joan Miró se crece en la pandemia. À toute épreuve, poemario de Paul Éluard ilustrado por el artista semimallorquín, se ha vendido en este invierno de la tercera oleada que hoy acaba en Christie’s por 170 mil euros, triplicando la estimación inicial y multiplicando por seis otra subasta de dicha obra en 1907. En la misma sesión, el Parler seul de Tristan Tzara también con imaginería mironiana se adjudicó en 90 mil euros, quintuplicando la valoración inicial.

Voy a aprovechar por supuesto la subasta para recordarles que nunca olvidaré mi encuentro en Alcúdia con Dominique Éluard, la tercera esposa del poeta. Su última aparición pública fue la presentación de una traducción al francés de Carme Riera. En aquel 1996 me dejó en vivo el resumen de una existencia, «soy una mujer muy mayor, que ya solo está esperando... yo sé qué estoy esperando».

Por cierto, mañana se vota la nueva presidencia del Centre Econòmic i Social (CES), por la vacante de Carles Manera, en la candidatura de Rafel Ballester, expresidente de Afedeco.

Reflexión dominical científica: “La epidemiología no es tan difícil, puesto que una mayoría de epidemiólogos logran dominarla”.

Compartir el artículo

stats